La semana pasada, la Reserva Federal americana anunció que mantenía los tipos oficiales sin cambios en el rango 5,25%-5,50% y que, posiblemente, no vayan a subir más, pero dejando claro (una vez más), que los tipos permanecerán en estos niveles altos por un periodo de tiempo largo. Esté mensaje se reflejó en el mercado con una importante subida de la rentabilidad del bono a 10 años estadounidense, superando el 4,50%, nivel que no se alcanzaba desde el año 2007.
Este incremento de rentabilidades en la renta fija también afectó al tipo de cambio euro/dólar, donde el dólar continúa con su apreciación iniciada en julio y ya se encuentra rompiendo el nivel de 1,06. Sin embargo, el mensaje oficial de la FED tiene algunas voces discordantes, y es que esta misma semana, el presidente de la Fed de Minneapolis, Neel Kashari, declaró que preveía una nueva subida de tipos en el corto plazo. Hizo alusión a la sorprendente resiliencia de la economía estadounidense, y a la necesidad de que la reserva federal tuviese que aumentar aún más los tipos de interés para poder reducir la inflación hasta el objetivo marcado del 2%.
En las próximas semanas, por tanto, la atención se centrará en los datos de inflación que se publicarán tanto en EE.UU. como en Europa. Las expectativas de inflación a largo plazo en ambos lugares están casi al mismo nivel, alrededor del 2,7%, pero los datos actuales no son tan alentadores. Este viernes se publica el IPC preliminar en la zona euro, y un día antes conoceremos los datos de España y Alemania. El punto culminante de la semana será el avance del Deflactor de Consumo estadounidense, que es una referencia básica para la inflación según la Reserva Federal (FED). En cuanto a los datos preliminares de la inflación general en la eurozona, que moderó ligeramente su caída en agosto, se espera que vuelva a caer por debajo del 5%. La inflación se redujo a la mitad desde máximos en el 10,7% hasta el 5,2% actual, pero muestra un estancamiento y será difícil que vuelva al rango del 2-3% hasta 2025, y añadimos, siempre y cuando la economía no se desacelere bruscamente y provoque una reducción brusca de la inflación. En EE.UU., es probable que la inflación se desacelere, especialmente debido a la caída de los precios de los alimentos y de la vivienda, pero habrá que prestar mucha atención a la evolución de los precios de la energía, en un contexto en el que el precio del petróleo no ha parado de subir durante los últimos 3 meses.
Por otra parte, vuelve a planear sobre Estados Unidos el fantasma de un posible cierre de gobierno, debido sobre todo a las disputas entre demócratas y republicanos con relación al incremento del déficit fiscal en el país. En este sentido, la agencia de calificación crediticia Moody’s, ha comentado que la falta de financiación para el Gobierno federal supondría «un evento de crédito negativo» para el rating soberano de EE.UU. Recordamos que Moody’s es la única de las tres grandes agencias de calificación que mantiene el rating de Estados Unidos en AAA (calificación máxima), después de que Fitch lo recortara el pasado 2 de agosto por el deterioro fiscal de las cuentas públicas.
En Europa, el pasado viernes se publicaron los indicadores de confianza empresariales en la zona euro, confirmándose que siguen en zona de contracción, es decir, por debajo de 50, lo que podría indicar una contracción de la actividad en los próximos meses. El índice PMI compuesto en Europa logró mejorar en septiembre hasta niveles de 47,1 desde el 46,5 anterior, que había sido el mínimo de los últimos 33 meses. Esta mejora de confianza en el dato de agosto viene por el lado de los servicios, con el PMI subiendo hasta 48,4 desde el 47,9 anterior. Por el lado de las manufacturas, el dato se situó en 43,4 una décima por debajo del mes anterior y continúa así por debajo del umbral de expansión desde julio del año pasado. Por su parte, en EE. UU. el índice PMI Compuesto continúa ligeramente por encima de 50 en zona de expansión económica, aunque es el cuarto mes que empeora. En concreto, el índice compuesto de manufacturas se sitúa en 50,1 aunque empeorando respecto al dato anterior.
Implicaciones en los mercados
Continúa la tendencia bajista para los mercados de renta variable que encadenan ya dos meses de caídas a nivel global, tras los máximos alcanzados a finales de julio. Índices como el MSCI World, el americano S&P 500, o el Eurostoxx 50, pierden ya más de un 6% desde dichos máximos, y otros como el tecnológico Nasdaq, que lidera las subidas en 2023, retrocede ya un 8%. No obstante, la revalorización de la mayoría de los índices en lo que va de año sigue siendo de dos dígitos, con mención especial al citado Nasdaq, que todavía mantiene un +33% en 2023.
En renta fija, tras la comparecencia de la FED de la semana pasada, las rentabilidades de los principales bonos de referencia se han disparado para marcar máximos de más de una década. El bono del tesoro estadounidense (en máximos desde 2007), alcanza una rentabilidad de 4,55%, cuando hace tan solo dos años cotizaba a una rentabilidad del 1,40%. El bono alemán a 10 años (Bund) por su parte no alcanzaba los niveles actuales (2,80%) desde el año 2011, y hace tan solo dos años presentaba una rentabilidad negativa de -0,25%.
El anuncio de la reserva federal americana de mantener tipos altos durante un periodo de tiempo prolongado ha animado al dólar, que sigue revalorizándose por décima semana consecutiva, cotizando actualmente a un cambio de 1,057 eur/usd, lo que supone un incremento respecto al euro de más del 6%, desde los niveles mínimos alcanzados a finales de julio (1,127 eur/usd).
Este texto fue escrito en su totalidad por el equipo de análisis de Portocolom AV
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