El ciclo de subidas de tipos de la Fed ha terminado. Así lo cree Ronald Temple, estratega jefe de mercado de Lazard, en base a los datos de inflación de agosto en Estados Unidos publicados la semana pasada. En su opinión, es probable que el IPC subyacente, que se ha incrementado a una tasa anualizada de sólo el 2,4% en los últimos tres meses, aumente de aquí a finales de año debido a factores técnicos (que podrían verse exacerbados por una huelga prolongada de los trabajadores del sector automovilístico). Pero subraya que el progreso en su reducción desde un máximo del 6,6% hace menos de un año ha sido excepcional. Eso sí, el rally de los precios del petróleo podría impulsar otro tramo al alza del IPC general que añada más presión sobre los consumidores y la actividad económica, reconoce.
Teniendo en cuenta que el mercado espera el primer recorte de tipos en el segundo semestre de 2024, Temple piensa que podría ser un buen momento para que los inversores amplíen la duración en los activos de renta fija. También sugiere que los emisores de deuda deberían considerar la posibilidad de esperar, si es posible, hasta 2024 ya que los costes de financiación podrían ser más bajos.
Para el estratega de Lazard, es importante señalar que el posible fin del ciclo de restricción monetaria de la Fed no significa que el riesgo de recesión haya desaparecido. “Por el contrario, nos daremos cuenta en 2024 de que gran parte de la resistencia económica se debió a que los hogares estadounidense entraron en el ciclo de endurecimiento con más de dos billones de exceso de ahorro acumulado y con unos precios récord de la vivienda y de las acciones que inflan el patrimonio neto. Con el exceso de ahorro prácticamente agotado, la reanudación de los reembolsos de préstamos estudiantiles y el aumento de los precios de la energía, la historia económica de 2023 podría desvanecerse en 2024”, sostiene.
De cara a la inminente reunión de política monetaria de la Fed, Temple aconseja no esperar “ningún compromiso” con que las subidas de tipos han terminado. Con lo que sí se puede contar es con “un lenguaje que siga sonando agresivo”, ya que la Fed quiere asegurarse de que se la vea como “el policía de guardia”, asegura.
Tras el último aumento de tipos de 25 puntos básicos por parte del BCE, Temple tampoco espera más subidas dada la debilidad económica en toda la zona euro. En su opinión, hay más riesgo al alza para los tipos de la zona euro que para los estadounidenses, “pero con los tipos largos cerca de máximos de la década, ampliar la duración podría ser sensato para los inversores”.
Cree que el Banco de Inglaterra parece estar cerca del final de la senda de subidas de tipos, pese a que Reino Unido tiene las tasas de inflación más altas de las principales economías desarrolladas. Remarca que el banco central británico ha atacado agresivamente este problema con 515 puntos básicos de aumento de las tasas desde diciembre de 2021 y considera que podría terminar con un tipo de interés bancario de entre el 5,5% y el 5,75%, por debajo de las expectativas previas de casi el 6,25%. De momento, el mercado da un 70% de probabilidades a un incremento de 25 puntos básicos esta semana, hasta el 5,5%, y un 40% de probabilidades a otro aumento de la misma magnitud más adelante, señala.
La anomalía de Japón
El estratega jefe de Lazard alude a unas declaraciones del presidente del Banco de Japón, Kazuo Ueda, al diario Yomiuri en las que señaló que el banco central nipón podría tener confianza suficiente en alcanzar el objetivo de inflación del 2% sin tipos de interés negativos a finales de 2023. “De ser así, podría adelantar sustancialmente las subidas de tipos”, apunta. Recuerda que Japón sigue siendo la anomalía dentro de las economías desarrolladas, ya que es la única que crecer por encima del PIB potencial, y que su banco central es el único que mantiene una política agresivamente acomodaticia.
“Dados los cambios en las normas de gobierno de Bolsa de Tokio a principios de este año, existen fuertes catalizadores que podrían impulsar la rentabilidad del capital de las empresas japonesas, al tiempo que aumenta el interés nacional e internacional por invertir en la renta variable nipona. Pese a la magnitud del rally bursátil de este año (cercano al 30%), no significa que la historia haya terminado”, comenta.
Finalmente, el experto de Lazard destaca la sorpresa positiva de los datos de ventas minoristas y producción industrial de China difundidos la semana pasada. “Los datos a corto sugieren que el crecimiento económico podría estar tocando fondo tras la promulgación de una serie de medidas políticas del gobierno central y del Banco Popular de China para aumentar la inversión y el consumo. El sentimiento es extremadamente negativo con respecto a China, lo que también podría crear una oportunidad de inversión a corto plazo. Pero los retos estructurales relacionados con el sector inmobiliario, el desempleo juvenil y las tensiones geopolíticas son mucho más difíciles de abordar”, concluye.
Este texto fue realizado en su totalidad por el equipo de Lazard.
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