Un destino curioso es el de las cotizaciones europeas, que en los dos primeros días de la semana anticiparon una corrección que no se vio en EE.UU., y ayer decidieron romper el retraso al alza, suponiendo que la corrección americana no se produjera. Llega incluso ayer.
Pero Wall Street esperó el cierre europeo y luego hizo la broma de caer de manera bastante evidente, sin poder ya contrarrestar los flujos de ventas que crecieron a medida que el índice SP500 se acercaba al muro psicológico de los 4.400.
En la sesión de ayer se ve así una prolongación del repunte en Europa, con el Eurostoxx50 subiendo con fuerza (+1,21%), ayudado por las noticias positivas procedentes de España, donde el presidente Sánchez, socialista, parece haber conseguido perfeccionar el Gobierno. Acuerdo con el partido independentista catalán de Puigdemont para la formación de un gobierno proeuropeo.
Pero, irónicamente, los índices estadounidenses terminaron en fuerte caída, tras la serie de sesiones positivas que se interrumpieron ayer tanto en el SP500 (-0,81%) como en el tecnológico Nasdaq100 (-0,82%).
Además, el SP500 ha mostrado claramente la imposibilidad de superar el máximo de octubre y ha diseñado un doble patrón de reversión bajista (Bearish Engulfing y Outside Bar) de buena fiabilidad, que en la segunda mitad de la sesión de ayer ya se ha comido las pequeñas velas alcistas del tres sesiones anteriores, acercándose al hueco alcista que dejó abierto la sesión del pasado viernes. Un hueco que hoy, muy probablemente, las ventas intentarán cerrar, sabiendo que, sin embargo, quedan abiertos dos más más abajo, generados por las dos primeras sesiones eufóricas de noviembre.
No me atrevo a predecir que las tres brechas se cerrarán pronto, porque en ese caso habría que hablar de un fuerte retorno a los valores deprimidos de finales de octubre. No lo descarto, pero por ahora no tengo elementos que hagan probable ese desenlace. Por ahora, parece mucho más probable que el mercado se contente con cerrar uno o como máximo dos, y luego intentar empezar de nuevo.
Las palabras de Powell, que habló en un acto público, también debieron influir en la decisión de la bolsa estadounidense de deshacerse en la segunda parte de la sesión de ayer de grandes cantidades de títulos que nos habían sido arrebatados de las manos hacía sólo unos días. más temprano. El presidente de la FED repitió el mantra que nos alegra desde hace al menos medio año, es decir, que por el momento no hay elementos que recomienden seguir subiendo los tipos, pero, si la inflación dejara de caer, la FED no dudaría en aumentarlas. de nuevo. Obviamente ni siquiera mencionó remotamente la posibilidad de cortarlos.
Esta obstinación en perseverar en la espera por miedo a equivocarse debe haber convencido a muchos de los que, entre finales de octubre y principios de noviembre, para comprobar las ganancias obtenidas en unos días, se lanzaron a comprar acciones con ambas manos. y bonos, para descontar el punto de inflexión monetario, dado por sentado tras las caídas de la inflación europea.
Hoy habrá que comprobar si el parón americano será tan preocupante como para obligar a los índices europeos a retroceder, obligados a seguir siempre las malas pasadas que hace Wall Street en cuanto cierran las bolsas europeas.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa