Volveré por un momento a lo que escribí ayer. Por razones de espacio e importancia no he mencionado el tema que dominó los comentarios financieros del fin de semana al otro lado del Atlántico.
En EE.UU. descubrieron que la semana pasada hizo que el índice SP500, referencia mundial de la bolsa, cayera lo justo para superar la caída del -10% desde el último máximo relativo, el del 27 de julio, a partir del cual empezó la corrección. sigue en marcha más que nunca. En EE.UU., donde a los profesionales de las finanzas les gusta a menudo simplificar, están acostumbrados a certificar una fase bajista cuando el índice retrocede más de un 10% desde el máximo anterior. Por eso, en los comentarios de la semana pasada, el hecho de que se superara ese umbral causó un gran revuelo. Personalmente considero este comportamiento bastante burdo. Se me escapa la enorme desgracia que supone pasar de una caída del -9,9% a una del -10,1%. Quien necesita ver una caída del -10% para darse cuenta de que el mercado está sufriendo una corrección muestra una sensibilidad analítica igual a la de un trozo de mármol.
Mucho más significativo sería poner énfasis en la ruptura de 4.050, que coincide con el 50% del movimiento alcista anterior desde el mínimo del 13 de octubre de 2022 hasta el máximo del 27 de julio. Pero este avance aún no se ha producido.
O señalar que el viernes por la noche, aunque el índice SP500 todavía registró un aumento del +7,24% desde principios de año, si las 500 empresas que lo componen tuvieran el mismo peso (medido por el índice SP500 de igual peso), el rendimiento desde principios de año habría sido del -5,3%. Esto significa que el mérito del resultado todavía decente del índice en 2023 es para un puñado de grandes empresas tecnológicas, que lo arrastraron durante toda la primera parte del año. Pero también significa que el grueso de las empresas que lo componen se encuentran en una pérdida bastante marcada y en una fase bajista mucho más clara de lo que muestra el índice oficial. Además, si el viento continúa soplando a la baja y aumenta la recogida de beneficios de las grandes empresas “Over the Top”, el índice podría sufrir un efecto depresivo amplificado por el peso de estas grandes empresas.
Dicho esto, pasemos a lo ocurrido ayer.
Después de que todos notaran la caída y después de que el SP500 alcanzara la condición de sobreventa en el indicador RSI(14) el viernes, lo que indica un exceso de debilidad, llegó el rebote, tal vez causado precisamente por las compras de los alcistas empedernidos, que cuando ven artículos sobrevendidos sienten las mismas emociones que quienes hacen cola temprano en la mañana cuando comienzan las rebajas en los centros comerciales.
El rebote fue bastante sustancial en los índices americanos, especialmente en el SP500 (+1,2%), que superó el máximo del viernes pasado y entró en contacto con el borde inferior del canal bajista que había contenido la corrección del índice hasta mediados del pasado año. semana. El jueves pasado se rompió abruptamente el límite y la penetración continuó también el viernes. Ayer, sin embargo, el deseo de rebote hizo que el índice volviera a entrar en contacto, pero sin conseguir hacer lo necesario para volver al interior del canal y anular la aceleración bajista de la última parte de la semana pasada. Queda por hoy la tarea de decirnos si ayer fue sólo un retroceso o el comienzo de la remontada del alcista.
La situación del índice tecnológico Nasdaq100 es diferente, más robusta que la de su hermano mayor. El índice tecnológico nunca salió de su canal bajista. El jueves pasado detuvo la caída justo en su borde inferior y el viernes, gracias al buen informe trimestral de Amazon, se defendió bien logrando mantenerse en alza mientras el SP500 se deslizaba hacia los valores observados en mayo. Ayer continuó el rebote del Nasdaq100 (+1,09%), afectando a todos los principales valores. Sin embargo, el intento de dejar atrás el máximo del jueves pasado no tuvo éxito, ya que el valor del índice volvió a bajar al cierre, anulando la ruptura. Así que todavía queda trabajo por hacer para mejorar el clima.
Dependerá mucho de lo que llegue, entre hoy y el jueves, de algunos informes trimestrales importantes: hoy AMD, mañana Qualcomm y el jueves la reina del Nasdaq Apple.
Un detalle que ciertamente no es secundario es la reunión del FOMC de la Reserva Federal, que abordará la política monetaria que se aplicará mañana, que no es festivo en Estados Unidos. Nadie duda de que las tarifas se mantendrán sin cambios. Las posibilidades de aumento, según los futuros, se reducen a cero. Pero si nada cambia en los tipos oficiales, algo podría cambiar en el tenor del comunicado y en la narrativa de Powell en la rueda de prensa. En particular, los mercados sienten curiosidad por escuchar la evaluación de la FED sobre la solidez de la economía estadounidense que se muestra en la primera estimación del PIB del año pasado por semana. Hasta ahora, Powell nunca ha guardado silencio sobre su preferencia por una desaceleración del crecimiento y su voluntad de mantener una postura restrictiva sobre las tasas hasta lograrlo.
El PIB, sin embargo, mostró una aceleración. ¿Cómo lo expresamos?
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa
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