Las dos primeras sesiones de la semana en las Bolsas nos mostraron el diferente estado de forma de los inversores europeos respecto a los americanos. Los primeros, después de seguir el ejemplo de los estadounidenses durante la última semana, acompañando bastante bien la fuerte velocidad de rebote impuesta por los índices americanos, entre el lunes y el martes mostraron claramente el fin del entusiasmo y del producto en los índices europeos dos anónimos y sesiones ligeramente negativas, dominadas por la recogida de beneficios.
Los inversores estadounidenses, por el contrario, todavía no piensan en tomar beneficios y siguen impulsando al alza el índice SP500 americano y, sobre todo, el tecnológico Nasdaq100, que siguió reflejando el optimismo de los inversores yanquis y subió a un ritmo sólo ligeramente inferior. celebrada la semana pasada.
Así, mientras en Europa esta semana se suceden sesiones bajistas consecutivas, que ya son dos para el Eurostoxx50 (ayer -0,13% tras -0,38% el lunes), en EE.UU. se sigue alargando la línea de sesiones alcistas consecutivas, que para el SP500 son ahora 7 y para Nasdaq100 se han convertido en 8.
Si el SP500 sólo logra realizar aumentos moderados (lunes +0,18% y ayer +0,28%), la tecnología expresada por el Nasdaq100 aún logra acelerar (lunes +0,37% y ayer +0,93%). De este modo, los gráficos transmiten claramente la impresión de que en Europa estamos luchando por mantener bajo control el retroceso que está corrigiendo el rebote de la semana pasada, mientras que en EE.UU. los inversores todavía tienen mucha prisa por superar los máximos de octubre y continuar, sin parar. y a paso firme, la marcha hacia los valores de finales de julio.
Además, no faltan razones para justificar un estado de forma tan diferente. En primer lugar, si la semana pasada se hicieron apuestas a ambos lados del Atlántico de que en los próximos meses la recesión se convertirá en la preocupación de los banqueros centrales y el temor a un retroceso de la inflación se desvanecerá, la percepción de la recesión parece muy diferente. En Europa se considera una amenaza que ya está presente y que podría tener efectos perversos, contribuyendo a diezmar los beneficios empresariales y deprimir el PIB precisamente por el retraso con el que el BCE está afrontándolo.
En EE.UU., sin embargo, existe la percepción de que la posible desaceleración del crecimiento, que partirá de un estado de salud estival de la economía estadounidense que es cuanto menos envidiable (+4,9% de tasa de crecimiento anualizado del PIB estadounidense del 3er trimestre), podrá convencer a la FED de abandonar la fase de subida de los tipos oficiales, pero sin provocar una caída real en la recesión ni devastar demasiado los beneficios empresariales.
Además, se ha consolidado la creencia de que la tecnología está envuelta en el manto de la invencibilidad, gracias a la narrativa, que definir como optimista es quedarse corto, de la llegada al poder de la inteligencia artificial.
El resultado parece ser que, mientras las acciones europeas temen una recesión, las acciones estadounidenses siguen viendo sólo el extremo lleno del vaso (la caída de las tasas).
Los gráficos nos muestran que ayer, ante las manipulaciones del Eurostoxx50, el índice SP500 estadounidense alcanzó un puñado de puntos desde el máximo de octubre, mientras que el Nasdaq100, después de haber superado el borde superior del canal bajista que lo condujo en la corrección desde el 19 de julio ya alcanzó el máximo de octubre. Ayer no logró superarlo, pero el cierre no muy lejos del máximo demuestra que el objetivo de superarlo para volver rápidamente a los máximos del verano pasado todavía está muy en la mira.
Lo único que frena el ardor podría ser el exceso alcista que se sigue acumulando.
Pero podría ser una parada breve, porque la velocidad del rebote, combinada con su duración, parecen indicar mucha convicción en Wall Street.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa
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