A lo largo del año, hay poco más que un puñado de días festivos en Estados Unidos, casi siempre vinculados al fin de semana, en los que los mercados europeos tienen que navegar por la bolsa sin el impulso estadounidense.
A menudo sucede que los mercados europeos se desorientan, se congelan o retroceden.
Ayer ocurrió la segunda posibilidad.
El bonito cierre del pasado viernes, con los índices europeos todos mayoritariamente positivos y en sus cotas más altas del año, mientras en Wall Street aún no había comenzado la toma de beneficios del día de la bruja, puede haber engañado a algunos de que ayer los índices bursátiles europeos podrían seguir bajando. subir incluso sin el remolque americano. Nada más malo.
La sesión vio a los operadores europeos completamente perdidos e incapaces de avanzar por sí mismos. Así, una sesión que ya al inicio, con un gap bajista inicial que nunca llegó a cerrarse, hizo suya la debilidad mostrada en el tramo final del viernes por los índices estadounidenses, con el tiempo aumentó la negatividad, hasta el punto de que el índice sintético de La renta variable de la zona euro Eurostoxx50 (-0,74%) canceló por completo la subida del pasado viernes. El índice alemán Dax, que alcanzó un máximo histórico el viernes, lo hizo aún peor (-0,96 %), mientras que solo el índice italiano, apoyado por el buen humor del sector bancario, limitó el daño (-0,39 %) y mantuvo Mínima del viernes, a pesar del desprendimiento de cupón de algunos valores de la cesta.
La sesión de ayer puso de manifiesto que, agotado el impulso de junio con la caducidad técnica trimestral de futuros y opciones, la continuación de la subida dista mucho de ser cierta, y hacía pensar que, si el contexto recesivo se intensifica, todo será menos fácil mantener los niveles alcanzados, que en Europa ya han recuperado todo el descenso del mercado bajista de 2022.
Siempre he sostenido que la audacia europea, que desde hace 9 meses es superior a la de Wall Street, está poco motivada por el contexto económico, donde la recesión técnica ya está asentada y podría agudizarse en el trimestre que está por terminar, mientras la inflación es superior a la registrada en EE. UU. y el BCE va rezagado frente a la FED a la hora de combatirla.
Por eso no me sorprende el desconcierto europeo, que hoy también podría sembrar algunas dudas en la mente de los operadores estadounidenses, atrevidamente empeñados en desafiar a la FED y soñando con “magníficas y progresivas fortunas” de inteligencia artificial.
En Bolsa, los excesos siempre se reabsorben, tarde o temprano. Solo queda ver si ya ha llegado el momento, o si los mercados estadounidenses se empeñarán en bailar una última ronda de vals.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa