Después de dos sesiones de aumento menos convencido, casi interlocutorio, los mercados esperaban ayer la respuesta de la inflación estadounidense para continuar el aumento desde los mínimos de octubre.
El optimismo ha sido bastante dominante últimamente, con la recuperación de los bonos y el repunte sostenido de las acciones, tanto en Europa como en EE.UU., gracias al regreso de las apuestas de que los bancos centrales habrían frenado las subidas de tipos, y tal vez ya las habrían anticipado hacia mediados del año próximo se producirá la inversión de sus características, de halcón a paloma.
Para que este optimismo encontrara la fuerza necesaria para superar la encrucijada direccional que, según el faro de todo el mercado bursátil mundial, es decir, el índice SP500 estadounidense, se sitúa en la zona de los 4.400 puntos, era necesario que la inflación no se interpusiera en el camino y continuar su fase de reducción de personal.
Pero ayer las cosas no salieron bien. En septiembre, los precios al consumo globales en Estados Unidos aumentaron un 0,4% mensual, más de lo esperado (0,3%), y los precios subyacentes aumentaron un 0,3%, como se esperaba. Estos datos demuestran que la caída de la inflación es más lenta de lo esperado y que se deben revisar las expectativas de acercar rápidamente las tasas de crecimiento de los precios al objetivo de la FED.
Por lo tanto, después de unos días de caída, los rendimientos empezaron a subir de nuevo ayer y las acciones, después de unos días de rebote, empezaron a caer de nuevo ayer.
Nada dramático, por ahora. Pero para los índices que durante dos días habían estado posponiendo el impulso decisivo para derribar el muro de resistencia que los separaba de la ansiada reversión alcista, otro fracaso observado ayer podría ser una bofetada difícil de absorber como si nada hubiera pasado.
El Eurostoxx50 y el Dax registraron ayer ligeras caídas, pero fueron rechazados por sus resistencias después de haberlas evitado abundantemente.
En EE.UU. el SP500, que en las tres últimas sesiones alcanza la zona de los 4.385 y luego retrocede (ayer cerró en los 4.350, -0,63%), descubre que la resistencia ha bajado ahora quince puntos porcentuales. O mejor dicho, que ahora quedan dos resistencias a superar: los 4.385 y luego la zona de los 4.400.
La picadura puede resultar difícil de tragar. Por este motivo es necesario centrar la atención en los soportes, que para el SP500 son, ante todo, el mínimo de ayer en 4.325, por donde pasa la media de 20 sesiones, sobre la que el índice rebotó ayer. Creo que superar ese nivel podría llevar a los mercados a los soportes desde los que partió el rebote de principios de mes, para poner a prueba la convicción de los operadores.
A ver, sin abandonar la cautela y sin dar por sentado que la caída de ayer debe considerarse a toda costa una oportunidad de compra.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa