El comentario de Gerbino: la corrección se vuelve caótica ¿saltan las correlaciones?

Publicado el: 23/09/20 10:50 AM

Ayer, para quienes miran solo la renta variable, aparentemente la jornada se reservó el esperado intento de rebote de los índices bursátiles, que tuvieron que ser evaluados en su magnitud para hacer suposiciones sobre la duración general y la profundidad de la corrección en curso.

Sin embargo, también se han visto otras cosas algo extrañas que, de durar, alterarían las correlaciones hasta ahora robustas y crearían divergencias que no son fáciles de interpretar.

Vayamos en orden: la renta variable estadounidense extendió el rebote que comenzó en la última hora del lunes, mientras que la europea intentó iniciarlo, pero sin demasiada convicción. La comparación entre SP500 y Eurostoxx50 es despiadada. El índice de EEUU hizo + 1.05% ayer y su rebote desde el mínimo del lunes ya se recuperó + 2.7%. Eurostoxx50 por su parte, aunque intentó romper con los valores del mal cierre del lunes, al final cerró con un modesto + 0,10% y la recuperación de los mínimos es algo superior (+ 0,4%). La consecuencia es el nuevo ruido sordo de la fuerza relativa de Europa frente a América y la confirmación de una debilidad estructural que está lejos de deshacerse. Hablando de fuerza relativa, vuelve a destacarse la del Nasdaq100, tras el empañamiento mostrado en la primera parte de esta corrección. El índice tecnológico, arrastrado ayer por sus campeones, sobre el que echaron atrás para comprar robinhooders, hizo un + 1,88% y extendió su recuperación desde el mínimo del lunes al + 4,8%.

La interpretación que podría darse a la debilidad europea y la fortaleza del Nasdaq100 está ligada a las expectativas sobre la evolución de las infecciones por coronavirus en los próximos meses de otoño-invierno, antes de que esté disponible una vacuna bastante segura. Las infecciones llevan semanas creciendo en los principales países europeos y en varios de ellos a tasas récord nunca antes vistas, mientras que también en EEUU la mejora se ha detenido y la curva de contagio y hospitalización ha vuelto a subir. Por todas partes se escuchan declaraciones de preocupación de los responsables sanitarios sobre lo que podría pasar con la llegada de los primeros resfriados y la clásica gripe estacional, además del coronavirus. A efectos económicos y financieros, la percepción de los círculos científicos y sanitarios importa mucho, porque son ellos los capaces de alarmar a los políticos y «obligarlos» a tomar medidas de bloqueo que se suavizaron en el verano. El mercado no cree que volverá al modo global “Stay at home” (“Yo me quedo en casa”) que vimos la primavera pasada, sino a medidas más irregulares y diversas restricciones. Estas modalidades, que Boris Johnson anticipó ayer en Gran Bretaña, quien anunció un sistema de bloqueo parcial durante 6 meses, es de esperar que sea suficiente para contener el avance del virus, pero no está claro cuál impacto real que puedan tener en la economía. Sin embargo, parece seguro que no ayudarán a la recuperación de la actual recesión y que seguirán penalizando a los sectores que ya están más en crisis, porque seguirán obstaculizando las actividades basadas en los viajes y la participación social. Este segundo golpe, incluso antes de que estas actividades hayan levantado la cabeza, es probable que inflija el knockout de la quiebra de muchas empresas de los sectores del turismo, los viajes, la restauración colectiva y el entretenimiento, que representan una parte muy importante del PIB de las economías más avanzadas. Por eso Europa es la que más sufre con esta corrección.

Pero, al mismo tiempo, la perspectiva de nuevos bloqueos empuja a muchos operadores a hipotetizar la repetición de lo que vimos en primavera y verano, cuando las grandes empresas tecnológicas especializadas en entretenimiento en el hogar, comercio electrónico, servicios en la nube y plataformas de trabajo se han visto recompensada con un aumento de facturación y beneficios y han conseguido fantásticos incrementos de precios, empujando al Nasdaq100 al cielo, a mirar con desprecio el infierno de la economía real y los sectores tradicionales.

Por tanto, la cada vez más difundida hipótesis de la repetición, aunque en menor medida, de los lockdowns (cuarentenas) lleva a la compra de «acciones para quedarse en casa», que se recuperan rápidamente de los colapsos y arrastran también los índices que las contienen en abundancia a la recuperación.

¿Todo bien entonces? ¿Corrección terminada?

Ni siquiera por un sueño, porque algo (o mucho) no está bien. Existen divergencias y desalineaciones en correlaciones previamente probadas, que envían mensajes contradictorios y requieren mucha precaución operativa.

Poco que decir sobre el petróleo, que, tras el colapso del lunes, se recuperó cautelosamente ayer, pero tiende a parecer orientado a continuar su corrección, dado que es poco probable que una economía de “quedarse en casa” aumente la demanda de crudo.

Hay que destacar algo más sobre la caja de cambios. Tradicionalmente, el cruce euro / dólar tiende a mejorar cuando los mercados suben y empeoran cuando el dólar se convierte en una moneda de refugio seguro durante los descensos impulsivos de los mercados de valores. Pero ayer, a pesar del fuerte repunte de la renta variable estadounidense, el dólar no se debilitó, sino que se fortaleció. Hasta el punto que el EUR / USD rompió 1,17, un nivel que apoyó al EUR / USD desde finales de julio hasta ayer. Tal comportamiento no puede ser explicado por la “broma” de Trump, quien dijo que sus técnicos le impidieron intervenir para debilitar la moneda. Trump en la campaña electoral dispara uno tras otro.

Otra correlación que ha saltado, al menos en el corto plazo, es la que existe entre la tendencia de las bolsas y la de los metales preciosos. Desde hace varios meses, la subida de los mercados de renta variable ha ido acompañada de la de los metales preciosos (oro y plata). Cogidos del brazo también pasaron por las fases de corrección. Por otro lado, ayer el gran repunte de los índices bursátiles estadounidenses no impidió que los metales continuaran la bajada, que ya había sido muy fuerte el lunes, con un nuevo golpe. Esto tampoco es normal y, si continúa en el tiempo, obligaría a cambiar las expectativas de correlación.

Finalmente, y solo para complicar un poco las ideas, también notamos una divergencia en el Vix, el índice del miedo. Contra el SP500, que hizo mínimos descendentes durante la corrección actual, deberíamos haber visto máximos más altos en el Vix. En cambio, el Vix ha hecho descendientes máximos, en divergencia del comportamiento «normal».

Como puede verse, las diferencias son demasiadas y de tenor entre ellas … divergentes.

Tenemos una sensación de caos direccional, que sin duda se remontará a un orden mayor en los próximos días. Mientras tanto, hoy parece muy sensato limitarnos a observar cómo los mercados intentarán averiguarlo.

Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa


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