El alcance y la persistencia de la caída registrada en la primera semana de septiembre en el mercado bursátil mundial (-4,2% SP500, -5,9% Nasdaq100, -5,8%% el Russell2000 de pequeña capitalización estadounidense, – también el Nikkei japonés, -4,4% Eurostoxx50), salpicado de todas o casi todas las sesiones negativas y de la venta generalizada no sólo de tecnología, sino también de los sectores económicos más tradicionales, produjo el pasado viernes en los gráficos condiciones de muy corto plazo, horarios y de alta sobreventa, que midieron el frenesí por vender, tras los datos insatisfactorios sobre el mercado laboral estadounidense, pero también una cierta exageración, capaz de atraer a algunos compradores débiles.
Así, ayer, sin motivo alguno y desde primera hora de la mañana en Europa, comenzaron las compras que continuaron durante toda la sesión, produciéndose un rebote visible (algo más de un punto porcentual en los índices estadounidenses y algo menos en los europeos) impulsado por la recuperación de los sectores más penalizados la semana pasada.
En resumen: el clásico rebote técnico que, al final de la sesión, a pesar de la importante variación positiva, sólo logró recuperar una parte (entre la mitad y dos tercios, según los distintos índices) de la caída de la sesión del viernes.
Se trata de un comportamiento que sin duda nos permite clasificar la sesión de forma alentadora, pero que todavía no nos permite alegrarnos, ni pensar que la senda hacia máximos históricos, drásticamente abandonada a principios de la semana pasada, ahora se ha reanudado. emprendido.
Uno de los errores más frecuentes, dictado por las emociones y la codicia humanas, es confundir un simple rebote con una reversión, con el riesgo, y a menudo con la consecuencia, de que la recuperación a la baja supere las ilusiones.
Sin embargo, el análisis gráfico permite identificar de forma menos emocional hipótesis probabilísticas (nunca certezas) que podrían transformar el rebote en una reanudación del movimiento alcista abandonado con la fuerte corrección de principios de septiembre.
Si miramos el SP500, observamos que, habiendo penetrado a la baja las medias móviles de 20 y 50 sesiones, el índice estadounidense se encuentra en una condición correctiva a corto y medio plazo.
Sólo la media de 200 sesiones, que destaca la tendencia a largo plazo, se encuentra hoy muy por debajo de los precios del índice y en tendencia alcista. Por tanto, una primera señal de que las turbulencias de principios de septiembre han pasado la daría la rentabilidad, confirmada por el nivel de cierre de al menos dos sesiones, por encima de la media de 50 sesiones (hoy pasa de 5.505) y de la media de 20 ( hoy en 5.545 aproximadamente).
Justo por encima (en 5.558) está la recuperación del 61,8% del retroceso desde el máximo del 30 de agosto hasta el mínimo del viernes 6 de septiembre. Superarlo aumentaría drásticamente las posibilidades de volver a probar el máximo histórico del 16 de julio de 5.670.
La salud del Nasdaq100, que se presenta como el gran paciente de la segunda mitad del año, es mucho más frágil ya que, a pesar del rebote de ayer, está muy por debajo de las medias de 50 y 20 sesiones, y mucho más cerca de la media. en 200, que sigue subiendo y que fue penetrado brevemente al inicio de la sesión del 5 de agosto.
Luego la señal fue desmentida por la imperiosa recuperación del índice, que desencadenó el rebote durante la mayor parte del mes de agosto. Por lo tanto, este índice debe evitar en primer lugar una nueva caída por debajo de la media de 200 sesiones, que esta vez podría ser fatal para la tendencia a largo plazo.
Luego deberá recuperar la zona de los 19.400, por encima de las medias de 50 y 200 sesiones, para dar señales de recuperación, que se certificaría superando el máximo de recuperación de agosto, en los 19.939. Estamos hablando de casi 1.300 puntos más que el cierre de anoche. Un largo camino por recorrer antes de la salvación.
El Eurostoxx50 ya había mostrado menos fuerza de recuperación en agosto y no logró acercarse al máximo del 2 de abril de 2024 en 5.122.
Sin embargo, la caída de septiembre fue más o menos similar a la del SP500 y superó el promedio de 200 sesiones el viernes pasado. El rebote de ayer no logró recuperarlo, por lo que hoy la hazaña de una recuperación tardía para negar el deterioro de la tendencia a largo plazo pasa necesariamente por un retorno confirmado por encima de 4.821, por donde pasa hoy la media de 200 sesiones.
No está muy lejos del cierre de ayer (4.779), pero requiere un incremento de casi un punto porcentual. Sólo después de lograr este objetivo podremos hablar de escenarios positivos.
Más allá de los números secos del análisis gráfico, el destino de los distintos índices depende del resultado de los dos partidos que se disputan.
Desde un punto de vista económico, la batalla es entre la recesión y el crecimiento continuo. El ejército de los convencidos de la llegada más o menos inminente de la recesión (en la que estoy inscrito) crece un poco en septiembre, tras las debilidades del mercado de la mano de obra estadounidense.
Pero la de los optimistas, que se centran en el mejor de los mundos posibles, en el que la inflación cae y el crecimiento se mantiene, sigue siendo bastante grande. Esta batalla aún es incierta.
La otra batalla tiene que ver con el papel que desempeñarán los bancos centrales. Mientras que el mercado de bonos anhela recortes significativos en las tasas de interés oficiales, el mercado de valores en el fondo parece temer que, si ocurriera, sería un evento dictado por el temor a la recesión incluso por parte de los banqueros centrales. Y eso no sería una buena noticia. Por eso no sabe qué camino tomar.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa
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