La recuperación después de un fin de semana en el que se intensificó la guerra en Ucrania, la llegada de duras sanciones occidentales a Rusia y aquellas partes del sistema económico occidental que más hacen negocios con esa economía, ciertamente no podría haber sido alegre. De hecho, ayer la apertura de los mercados europeos fue muy fuerte y quedó atrás casi toda la confiada recuperación del pasado viernes.
Sin embargo, el índice Eurostoxx50, que representa la renta variable europea, logró mantenerse muy por encima del mínimo del jueves pasado, cuando comenzó la invasión rusa, y también aguantar la prueba del mínimo del viernes, logrando repuntar con cierto vigor a pesar de el hecho de que las sanciones habían mostrado cierta eficacia. El sistema financiero ruso ha sido un terremoto, al punto que las primeras estimaciones de los economistas auguran una fuerte recesión que se avecina para la economía de ese país, que se estima entre un -3,5% y un -5% de caída del PIB. La caída del rublo llegó ayer a cerca del 30% frente al dólar (hasta 128 rublos frente a un dólar, pero algunos analistas ya vaticinan que podría llegar a los 300 si continúa la guerra) y obligó al banco central ruso a duplicar el tipo de interés oficial, llevándolo del 9,5% al 20% y consumir mil millones de dólares de reservas para defender al menos un poco el tipo de cambio y frenar su desplome.
Pero la esperanzada atención de los mercados se ha centrado en las conversaciones en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia por parte de los representantes de los dos países en guerra para negociar la tregua e iniciar un proceso que conduzca a una solución diplomática.
Por el momento, no se han logrado resultados concretos, ya que ambas partes han presentado el máximo número de solicitudes a la otra. Sin embargo, la primera ronda terminó con la intención de continuar hoy.
La impresión es que ambos contendientes querían ganar algo de tiempo para organizarse y recuperar el aliento, incluso si los bombardeos continuaron sin cesar y se intensificaron después del final de la primera ronda de conversaciones.
Aunque la esperanza quisiera un resultado positivo, la razón nos lleva a no hacernos demasiadas ilusiones, ya que Putin todavía parece muy decidido. Así lo demuestra la llegada a las puertas de Kiev de un convoy de vehículos frescos y hombres de 60 km de longitud, procedente de Bielorrusia. Ciertamente no es un movimiento que harían aquellos que están decididos a retirarse. Más bien, parecen preparativos para el empujón final para tomar posesión de la capital ucraniana y terminar la guerra como un ganador.
Sin embargo, ayer los mercados daban la impresión de no querer bajar más y la sesión finalizó con el Eurostoxx50 limitando el déficit al -1,17%, mientras que los índices estadounidenses lo hicieron aún mejor: SP500 -0,25%; Russell2000+0,09% y Nasdaq100+0,34%.
El mínimo alcanzado por SP500 en 4.115 el 24 de febrero tiene muchas posibilidades de ser el punto más bajo de la corrección. Sin embargo, el camino para recuperar las pérdidas acumuladas desde principios de año por las bolsas occidentales no será ciertamente fácil y nos hace pensar en la posibilidad de varios altibajos, determinados por las noticias que llegan de la guerra. Así que armémonos de paciencia y esperemos los próximos movimientos de Putin: si lanzará el asalto final a Kiev o si bajará sus exigencias.
Sin embargo, para tener una solución honorable para todos, Ucrania también debe estar dispuesta a ceder algo. Hasta ahora no ha concedido casi nada y no se puede esperar que Putin acceda a irse derrotado.
No entro en el análisis gráfico de las perspectivas futuras, ya que en la guerra el análisis gráfico es inútil.
Las oraciones son mucho más útiles.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa
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