Alemania recibió ayer la primera luz verde del Bundestag para una enmienda constitucional que suavizaría el principio de equilibrio presupuestario, permitiendo un aumento sustancial de la deuda pública en el futuro. De esta forma, se podría llevar a cabo el plan del futuro gobierno de la CDU-SPD, encabezado por el líder de la CDU, Merz, que incluye un fuerte aumento del gasto militar y grandes inversiones para renovar las infraestructuras, por un importe que podría alcanzar hasta 1 billón de euros en 12 años. Se trata de un plan de inversiones capaz de sacar a Alemania del estancamiento que la acompaña prácticamente desde el comienzo de la guerra en Ucrania y de contribuir al crecimiento de otros países europeos con los que Alemania mantiene un fuerte comercio. Es también un ejemplo claro de valentía que resultará útil para las políticas internas de los países de la eurozona en el futuro próximo.
Esto explica la continua preferencia de los inversores por los mercados bursátiles europeos y el rendimiento significativamente superior de los índices europeos en comparación con los de Wall Street. Una diferencia que hemos notado desde hace algún tiempo. El giro a favor de Europa se viene dando desde finales de noviembre de 2024, poco después de la victoria electoral de Trump, y ha despegado con el nuevo año, en el que el índice de la eurozona Eurostoxx50 muestra un rendimiento desde principios de año de casi +12%, el Dax alemán de +17%, el Ftsemib italiano casi +16% y el Ibex español +14,7%.
Por otro lado, el SP500 registró un descenso del -4,5% en el mismo periodo, el Nasdaq100 cayó más del -7% y el índice de pequeña capitalización Russell2000 más del -8%. Se trata de diferencias de rendimiento sorprendentemente grandes, como entre el día (europeo) y la noche (americana).
Casi parece como si la promesa de campaña MAGA (Make America Great Again) de Trump hubiera producido hasta ahora resultados MEGA (Make Europe Great Again) y MALA (Make America Little Again).
Las actuaciones de ayer han ampliado significativamente la brecha ya existente. El Eurostoxx50 (+0,72%), el Dax (+0,98%), el Ftsemib (+1,31%) y el Ibex español (+1,58%) recibían más rosas y aplausos de los inversores, mientras que en Wall Street solo llegaban espinas y silbidos, con los índices SP500 (-1,07%) y Nasdaq100 (-1,66%) incapaces de prolongar el rebote más allá de las dos sesiones del viernes y el lunes pasados, y en las garras del copioso regreso de las ventas. Una vez más, la caída de los Magnificent 7 pesó sobre las grandes bolsas (-2,5% ayer y un sensacional -15,6% desde principios de año para su índice Mag7).
La situación se presenta tentadora para el índice Dax, que ayer repitió su máximo histórico de 23.476 puntos y hoy podría intentar superarlo con otro nuevo récord. Pero el índice italiano también brilló mucho, superando el máximo anterior de 2025 y registrando valores que no se alcanzaban desde el lejano mes de diciembre de 2007.
La situación en Wall Street es más bien sombría, porque la incapacidad del SP500 y del Nasdaq100 de mostrar un giro en forma de V al menos hasta sus respectivas medias móviles de largo plazo aumenta las dudas de los inversores y podría anticipar una nueva etapa bajista que se extienda por debajo de los mínimos de la semana pasada.
Para evitarlo, sería necesaria una pequeña ayuda de la FED esta noche, quizá con un recorte de tipos, deseado también por Trump, así como por los mercados. Pero Powell ya ha dejado claro que no se hará nada, ya que los aranceles distribuidos por Trump podrían tener importantes efectos inflacionarios.
Ni siquiera estoy seguro de que los mercados estarían contentos si Powell cambiara de opinión y diera una sorpresa. El estado de ánimo en Wall Street es uno en el que un recorte de tasas generaría especulaciones sobre por qué Powell cambió de opinión y qué terribles tormentas están a punto de desatarse en la economía estadounidense, obligando a Powell a abrir el paraguas monetario.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa