El comentario de Gerbino: Semana loca

Publicado el: 6/02/23 12:51 PM

La pasada fue una semana en la que, si solo miras los balances semanales de los rendimientos alcanzados por los principales activos financieros, no entiendes la locura que se ha apoderado de los mercados.

A primera vista, de hecho, el discreto aumento de los valores en todos los índices bursátiles occidentales sugiere que fue una semana de rutina alcista normal. Las europeas sumaron todas cerca de un 2% de incremento a unos resultados que llamaron la atención en enero. El aumento de dos dígitos desde el comienzo del año se puede ver para todos los principales. Este es un resultado que sería envidiable lograr en un año, pero que en Europa se logró en apenas un mes de euforia. Los de EEUU lograron un incremento semanal de +1,6% para el SP500, pero de +3,3% para el tecnológico Nasdaq100. Su aumento desde el comienzo del año es respectivamente +7,7% y +14,9%. La semana asiática fue mala, donde no hubo incrementos destacables, contrario a las pirotécnicas expectativas que se alimentaban para China, que regresaba de una semana de cierre por el Año Nuevo Lunar.

Las rentabilidades terminaron en niveles no muy diferentes a los de 7 días antes, como si la semana del banco central, en la que tres de los principales subieron tipos, hubiera pasado casi sin dejar rastro.

En cambio, bajo la superficie de las bajas ventas, hemos vivido una semana que me atrevería a definir como “de locura”.

La ansiedad por el rendimiento de los mercados financieros, que no pueden soportar un año de caída (2022) y esperan una recuperación inmediata, ha llevado a los operadores a una búsqueda frenética de la droga monetaria que hasta hace menos de un año abundaba y que ha creado en ellos una adicción parecida a la de los pobres que deambulan de noche buscando un camello en los lugares donde venden.

Pero el impulsor monetario de la FED, seguido por los demás en todo el mundo, decidió desde marzo de 2022 que, para combatir una inflación fuera de control, se necesitaba un largo y drástico retiro de la montaña de droga monetaria liberada en 2020-2021 para forzar el mundo a quedarse en casa durante la pandemia.

A los mercados les cuesta creer las palabras de los distintos bancos centrales, que siguen afirmando la necesidad de continuar con el endurecimiento monetario durante mucho tiempo porque, de lo contrario, la inflación no bajará. Varias veces en 2022 descontaron y exigieron una pausa en el proceso de alza de tasas. Pero los bancos centrales siempre los han hecho retroceder al son de poderosas subidas de los rendimientos.

Lo intentaron de nuevo con un mes de enero marcado por la euforia, descontando y exigiendo una vez más la vuelta a las donaciones monetarias por parte de los bancos centrales, que sin embargo también continuaron la semana pasada con subidas de tipos, aunque la FED moderó la velocidad. Pero unas cuantas señales, unas palabras condescendientes escritas en comunicados de prensa oficiales o pronunciadas por los presidentes de la FED y del BCE en ruedas de prensa, habrían sido suficientes para sentirse comprendidos y seguir optimistas para los mercados.

Así, para encontrarla a toda costa, malinterpretaron la admisión de algún primer indicio de desinflación por parte de Powell y Lagarde, interpretándolo como un deseo de ruptura inminente de la restricción monetaria, aunque ambos habían confirmado inequívocamente, al menos por aquellos que quieren sentir la necesidad de más aumentos de tarifas en los próximos meses y que las tarifas se mantengan en niveles máximos durante mucho tiempo.

Así, en las últimas dos horas del miércoles, durante todo el jueves, y hasta las 14.30 horas del viernes, la euforia se apoderó del escenario, con subidas sensacionales de la renta variable y caídas sensacionales de las rentabilidades cotizadas de los bonos, confirmando que los mercados habían oído sólo lo que querían. escuchar, intercambiando la admisión obvia de que la inflación se está desacelerando (¡está en los números, no se puede negar!) por la promesa de que las tasas pronto comenzarían a bajar. Sin embargo, la reiterada advertencia de que era demasiado pronto para estar satisfechos con el trabajo realizado contra la inflación no llegó, pues aún quedaba mucho por hacer este año.

Pero el viernes, a las 14.30 horas, llegó el informe mensual de empleo no agrícola de enero, una estadística de dudosa fiabilidad, que sin embargo los mercados (y también la FED) siguen con gran entusiasmo.

A pesar de las expectativas de los analistas, que estimaban la creación de 185.000 nuevos empleos no agrícolas en EE.UU., llegó la sensacional cifra de 517.000, es decir, casi el doble de los creados en diciembre y casi el triple de los esperados.

Para evitar malentendidos, digamos de inmediato que este número es bastante desconcertante, ya que, por la misma admisión de la Oficina Federal del Trabajo de los EE. UU., la mayoría de este número está sujeto a revisiones de datos anteriores. Sin estas revisiones, los puestos de trabajo creados habrían sido sólo 84,000. Además, los empleos a tiempo completo se han estancado desde el pasado mayo de 2022. Desde entonces, el número de empleados a tiempo completo se ha reducido en 166.000.

Por tanto, si se miran los datos en detalle, toda esta manifestación de fuerza por parte del mercado laboral, que nos ha descrito la agencia de noticias, parece más un juego de manos estadístico.

Pero que así sea. Los mercados están mucho más impresionados por los datos sintéticos que por el deseo de mirar con calma los detalles. Entonces recibieron un mensaje de los datos que se parece mucho a lo que Powell ya entregó el miércoles, pero que los mercados habían ignorado: el mercado laboral aún es demasiado sólido y potencialmente un semillero de presiones inflacionarias. Así que el trabajo de la Fed no ha terminado.

Y luego… dar la vuelta. Wall Street comenzó a caer y los rendimientos de los bonos estadounidenses en cuestión de horas recuperaron todo el descenso que habían tenido entre el miércoles y el jueves.

Las velas SP500 y sobre todo Nasdad100 (martillo invertido) realizadas el viernes son velas que a menudo identifican un pico y, si la caída continúa hoy, se producirá un patrón de reversión bajista (estrella fugaz).

Los mercados europeos no tuvieron tiempo de metabolizar el cambio de humor en Wall Street. Lo harán esta mañana y luego por la tarde veremos si el valle se ha oscurecido por enésima vez.

Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa


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