El comentario de Gerbino: ¿Será una guerra express?

Publicado el: 25/02/22 11:55 AM

La sorpresa de la guerra total contra Ucrania, declarada en la noche por Putin y llevada a cabo con mucha prisa y sin escatimar misiles y hombres, para demostrar al mundo el poderío ruso y acabar con el enfado de un Estado que ayer azotó los mercados que amenaza. La seguridad rusa con su deseo de unirse a la OTAN.

Los mercados pensaron que tal vez Putin se contentaría con tomar la delantera del Donbass representado por las dos autoproclamadas repúblicas prorrusas. En cambio, Putin fingió ganar a lo grande y sacar rápidamente el diente adolorido de Ucrania. La motivación oficial de la invasión (defender la seguridad de las dos nuevas repúblicas de la reacción de Kiev) se convirtió en el pretexto para el mucho más ambicioso plan de guerra total, neutralizar toda la capacidad ofensiva del ejército ucraniano, ocupar Kiev, derrocar el gobierno actual y eliminar al primer ministro Zelensky, para reemplazarlo con un títere prorruso. Un plan ejecutado de forma rápida y sorprendente, explotando los poderes que le atribuye la dictadura, dejando al descubierto la lentitud de la reacción occidental, frenada por la heterogeneidad de los múltiples componentes de la OTAN y la lentitud en la toma de decisiones que exigen las democracias.

Así, mientras aún no habían entrado en vigor las primeras sanciones decididas por los países de la OTAN, el ejército de Putin aniquiló las fuerzas aéreas ucranianas y las estaciones de radar de defensa antimisiles, avanzó sobre el terreno con una maniobra de pinza desde el norte (Bielorrusia), desde el este ( Donbass) y desde el sur (Crimea), bombardeó los principales aeropuertos ucranianos y sitió Kiev, sobre la que llovieron decenas de misiles. Según los expertos, Kiev debería capitular hoy.

La OTAN se vio obligada a una segunda ronda de sanciones, anunciada ayer por Biden, pero que recién hoy se formalizará en detalle. Parece que son mucho más difíciles que los anteriores. Prevén la ruptura total de las relaciones entre EE. UU. y Rusia y el regreso a la Guerra Fría, golpean a otros bancos, otros notables y oligarcas cercanos a Putin, limitan la exportación de tecnología avanzada a Rusia. Pero aún no tocan el sector energético y evitan desconectar a Rusia del sistema global de pagos Swift. En resumen, sigue siendo un plan para aislar a Rusia del contexto financiero global, pero no demasiado y causar los menores problemas posibles al sistema económico occidental.

Mi sensación, por lo que cuenta, es que no serán suficientes para detener a Putin y salvar a Ucrania, también porque la necesidad de no provocar demasiado a Putin le ha hecho reafirmar que la OTAN no enviará tropas a Ucrania. El ejército ucraniano por sí solo no puede repeler a los rusos.

Estas sanciones deberían verse más como una venganza contra Putin y el arquitrabe de las nuevas y hostiles relaciones entre Occidente y Rusia que como un arma de disuasión. Después de todo, Putin ahora parece estar a un paso del objetivo final de su guerra relámpago.

Los mercados vivieron ayer los dramáticos hechos con un desplome que se prolongó durante toda la sesión europea.

En la renta variable vimos todas las características de la capitulación de los residuos optimistas, la liquidación, sin mirar el precio, de las empresas más castigadas por la guerra, la carrera por los activos refugio.

El boletín de guerra de las bolsas europeas reportaba pérdidas que a primera hora de la mañana estaban incluso por encima del -5% para algunos índices y al final de la sesión, gracias a la recuperación americana, se situaban entre 3 y 4 puntos porcentuales (Eurostoxx50 resumido con -3, 64% el baño de sangre).

En cambio, una sesión de dos caras para las acciones estadounidenses. Después de una mañana muy pesada también para los futuros americanos, en los que el del SP500 subió hasta los 4.101, con una pérdida provisional de casi un -3%, la apertura de Wall Street vio de inmediato un digno repunte desde el mínimo marcado por el SP500 hasta los 4.115, en un fuerte gap bajista. El índice volvió por encima de los 4.200 justo antes del cierre de las bolsas europeas, que pudieron respirar un poco y reducir sus pérdidas finales.

Tras el cierre europeo, Wall Street se quedó de lado a la espera del comunicado de Biden sobre las nuevas sanciones a Rusia.

De las palabras del presidente estadounidense, que una vez más apareció como un tigre de papel, los mercados entendieron que ningún estadounidense morirá por Kiev y que las repercusiones de las sanciones en la economía estadounidense no deberían ser severas. Luego comenzó un poderoso repunte de alivio, que llevó al SP500 a cerrar con un buen recorrido positivo en 4.289 (+1,5%). Aún más vehemente fue el repunte del Nasdaq100 (+3,44 %) y del índice de pequeña capitalización Russell2000 (+2,63 %).

Evidentemente, el rebote americano de hoy favorecerá la recuperación al menos parcial de las pérdidas de ayer para los índices europeos. Sin embargo, observo que por el momento solo podemos considerarlo un fuerte rebote técnico sobrevendido.

Si bien los objetivos bajistas fijados por la onda correctiva (4) ya se han alcanzado prácticamente, la dinámica del descenso aún prevería una última embestida bajista, que se realizará después de este importante rebote. No olvidemos que las sanciones rusas deberían llegar ahora a los países hostiles.

En mi opinión solo será la vuelta por encima de los máximos de anoche por parte del SP500, tras haber realizado esta bajada, para garantizar que se ha tocado fondo y permitirnos replantear movimientos alcistas de gran envergadura.

La bajada desde los máximos de anoche también podría ser profunda e incluso superar los mínimos mostrados ayer.

La volatilidad y el nerviosismo de los mercados siguen siendo altos y uno de los principales trucos que muestran los mercados durante las grandes correcciones es disfrazar un rebote como un cambio de tendencia. Me parece que ya ha pasado al menos un par de veces desde principios de año.

Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa