Todos aquellos que insisten en decir «esta vez es diferente» recibieron ayer el veredicto del mercado. Cuanto más crece la euforia y la obstinación en seguir una determinada dirección, más se expone uno al riesgo de fuertes correcciones. Es una regla de sentido común que ninguna inteligencia artificial podrá jamás socavar.
En 2024, los mercados estadounidenses han alcanzado repetidos máximos históricos. Desde ayer, al inicio de la sesión, el SP500 mejoró su récord, el conteo alcanza los 38 récords históricos desde principios de año. Aún mirando SP500, el indicador RSI(14) aplicado en el gráfico diario, al final de la sesión del miércoles, alcanzó casi el nivel 82, lo que indica un fuerte exceso alcista, alcanzado anteriormente solo en diciembre de 2023 y, antes, en 2018.
En situaciones anteriores a ese nivel le siguió en 2018 una fuerte y prolongada corrección, mientras que el exceso de diciembre de 2023 provocó una sesión siguiente muy negativa, que se llevó las subidas de las 4 sesiones anteriores.
Por lo tanto, la advertencia sobre el peligro de la situación que lancé en el comentario de ayer estuvo motivada por precedentes históricos que no deben subestimarse.
Evidentemente, al no tener habilidades adivinatorias, no podemos saber exactamente cuándo el cristal de la euforia está destinado a romperse bajo el peso de unos índices cada vez más obesos. Pero, cuando esto suceda, debemos creer en ello y ser disciplinados, sin ignorar las advertencias direccionales de los mercados con un encogimiento de hombros y la creencia de que pronto llegarán nuevos máximos. También podría no ser tan pronto y primero tendremos que ver dónde se detendrá la corrección.
Lo que hace sonreír es que siempre es el mercado el que elige cuándo dar la vuelta, quizás incluso yendo en contra de la «lógica» de la economía. Esto es exactamente lo que ocurrió ayer, con los índices tomando la senda de una fuerte corrección de excesos en un día en el que los tan meditados datos sobre la inflación estadounidense dieron una respuesta que en teoría debería haber sido favorable a la eufórica continuación del ascenso.
De hecho, frente a los analistas que esperaban una cifra de inflación subyacente sin cambios para junio en la tasa anual del 3,4% ya registrada en mayo, un valor anual del 3,3% llegó una hora antes de la apertura de Wall Street, es decir, mejor de lo esperado y , como tal, capaz de tranquilizar a la FED sobre la convergencia de la inflación hacia el objetivo del 2%. De ser así, han aumentado las posibilidades de que la Reserva Federal aplique un doble recorte de tipos para finales de año.
De hecho, los mercados de obligaciones, que no habían puesto ni rastro de heno en el campo desde principios de año, aprovecharon la situación para subir un poco, reduciendo simétricamente las rentabilidades implícitas en los precios. El dólar cedió terreno frente al euro, que volvió a apuntar al 1,09.
Hasta ahora todo está en orden. Del mismo modo que el aumento de las empresas de pequeña capitalización satisfizo las reglas de la lógica, habiendo sido tan sacrificadas que registraron un insignificante +1% desde principios de año antes de la apertura de Wall Street. Las empresas de pequeña capitalización están sintiendo el impacto de los tipos elevados, que deprimen sus márgenes de beneficio. Una perspectiva benigna de la Reserva Federal restablece cierto atractivo en un sector bursátil hasta ahora decepcionante.
Ya. Pero, ¿de dónde se saca el dinero para comprar bonos y acciones de pequeña capitalización? No queda más remedio que sacar provecho de algunos de los generosos beneficios virtuales acumulados en los 7 Magníficos.
Así, comenzó la recogida de beneficios sobre los ganadores de 2024 y durante la sesión se acumularon pérdidas muy significativas en Tesla (-8,5% tras el +40). % realizado en los 30 días anteriores), Nvidia (-5,5%), Meta (-4,1%), mientras que los otros 4 perdieron más del -2%.
Con un índice MAG7 de los gigantes Nasdaq que ayer marcó un sensacional -4,3%, la sesión del Nasdaq100 y del SP500 no pudo haber ido muy bien, que cerraron ambos cerca de mínimos, una sesión del -2,22% para el primero y del – 0,88% para SP500. Y podría haber sido mucho peor si ayer el índice SP500 Equal Weight (es decir, con las 500 empresas pesando 1/500 del índice) no hubiera alcanzado un deslumbrante +1,17%.
Ni siquiera las bolsas europeas se vieron afectadas ayer por la caída de las magníficas, porque en Europa no se veían excesos desde finales del invierno. El Eurostoxx50 (+0,34%) y, sobre todo, el índice Dax alemán (+0,69%) continuaron recuperándose. Veremos hoy si dejarán que sus vidas se arruinen por una posible segunda crisis en Wall Street.
¿Significa esto que todo se está desmoronando? No. Significa que el mercado ha iniciado una rotación, que a corto plazo puede provocar algún deslizamiento en los índices, pero que a medio plazo es saludable. Además, los inversores empiezan a tener dudas de que el magnífico Nasdaq pueda presentar informes trimestrales capaces de superar las expectativas de beneficios e ingresos, estimadas por los analistas en valores quizás demasiado generosos.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa