Los mercados esta semana parecen estar totalmente condicionados por el soberanismo. La política, en Europa, y la bursátil, de las magníficas reinas del Nasdaq, en Estados Unidos.
El primer tipo de soberanismo también hundió ayer a las bolsas europeas, produciendo la tercera sesión consecutiva de caída generalizada de los principales índices de la eurozona.
A medida que se conocen los resultados definitivos de los 27 países europeos en los que se votó la renovación del Parlamento Europeo, se constata un avance de los partidos más de extrema derecha, pero no de tal magnitud como para poner en duda el papel del mayor grupo parlamentario del Partido Popular Europeo, la gran formación de derecha moderada, ni de la famosa «mayoría Úrsula», es decir, la alianza entre el PPE, los socialdemócratas y los centristas de Renew Europe, que eligió a Ursula Von der Leyen en el timón de la Comisión Europea y que, por tanto, podría fácilmente proponerla de nuevo para un segundo mandato.
¿Por qué entonces están asustados los mercados? No por la nueva composición del Parlamento Europeo, sino por el terremoto político que las elecciones de hace unos días produjeron en al menos 4 países: Bélgica, Austria, Alemania y sobre todo Francia. Lo más aterrador fue la arriesgada jugada de Macron, duramente derrotada por el partido de Marine Le Pen, que obtuvo aproximadamente el doble de los votos recibidos por el partido de Macron.
El Presidente francés, a quien todavía le quedan más de dos años por delante antes de que expire su mandato, y que no es ajeno a medidas arriesgadas, como enviar soldados franceses a Ucrania, ha seguido adelante con el enfrentamiento ya el domingo por la tarde, disolviendo el Parlamento y lanzando nuevas elecciones políticas con primera vuelta el 30 de junio y segunda vuelta el 7 de julio.
La apuesta consiste en la esperanza de que las elecciones políticas anulen el resultado de las elecciones europeas. No porque los franceses sean tan volubles que cambien de opinión cada mes, sino por el sistema electoral vigente en Francia para las elecciones políticas nacionales, que es completamente diferente del proporcional utilizado para la Asamblea de Bruselas. En Francia, el Parlamento vota con un sistema totalmente mayoritario y a doble vuelta, con una segunda vuelta entre los dos mejores candidatos clasificados en la primera vuelta, si el primero no ha obtenido más del 50% de los votos en esa misma vuelta.
De esta forma, el segundo clasificado también puede ganar en la segunda vuelta si las alianzas con los perdedores consiguen reunir los votos necesarios para superar los del ganador provisional de la primera vuelta sobre el segundo clasificado. Macron espera que tanto la derecha moderada del Partido Republicano como los grupos de izquierda converjan sus votos en la segunda vuelta hacia el candidato alternativo al partido de extrema derecha Asamblea Nacional de Marine Le Pen. De esta forma, como ya ocurrió en el pasado, Le Pen no podría llegar al Gobierno de Francia.
Pero ayer sucedió lo que Macron probablemente no esperaba: el Partido Republicano anunció a través de su líder Ciotti que había llegado a un acuerdo de alianza con el partido de Le Pen.
Cuando se difundió la noticia ayer por la mañana, las bolsas europeas intentaban recuperarse, apostando por la apuesta de Macron. El cambio de rumbo fue inmediato y continuo durante toda la mañana. Ni siquiera la apertura de Wall Street fue suficiente para tranquilizar a los mercados, por lo que vimos esa «escape del riesgo» que hacía tiempo que no se veía en Europa: caída del euro; aumento de los rendimientos y diferenciales de los bonos del gobierno francés y de los países más endeudados (Italia), pero disminución de los considerados refugios seguros (Bunds alemanes); ventas generalizadas de acciones, en todos los sectores, pero sobre todo de los bancos europeos, penalizando sobre todo a los índices que contienen muchas de ellas (el Ftsemib italiano y el Ibex español).
La apertura de Wall Street fue un poco incierta. No puedo elegir entre culpar a los problemas europeos o a los de la familia Biden, tras la condena de su hijo Hunter por compra ilegal de un arma de fuego.
Por lo tanto, a falta del impulso de Wall Street, el cierre europeo fue ampliamente negativo y resumido por el Eurostoxx50 en un -1%. Las cosas fueron mucho peor para el índice italiano Ftsemib, que con una caída del -1,93% vivió la peor sesión desde el lejano mes de agosto de 2023, pero sobre todo salió de la congestión lateral que lo atenazaba desde el 21 de mayo y que ahora se encuentra apuntando decididamente a los mínimos de abril. Por la tarde se hicieron públicas las declaraciones y posiciones de muchos miembros del Partido Republicano francés, que desautorizan la iniciativa de Ciotti y piden su dimisión. Por tanto, es posible que hoy llegue a Europa un intento de rebote.
También porque, como suele ocurrir, Wall Street cambió de canal en la segunda parte de la sesión y sintonizó con la soberanía financiera de Apple, que anunció el acuerdo con OpenAI para proporcionar inteligencia artificial en los nuevos modelos de iPhone. La acción de Apple, que sigue dominando Wall Street en términos de capitalización, subió continuamente hasta cerrar con una subida superior al +7%, empujando al SP500 (+0,27%) en territorio positivo, hasta el punto de situarse ligeramente caer en picada por encima del máximo histórico anterior. Sobre todo, arrastró al Nasdaq100 (+0,71%) para mejorar su registro en cien puntos.
Todo esto en vísperas de una cita doble llena de adrenalina. Los datos sobre la inflación estadounidense de mayo llegan a las 14.30 horas. Los analistas esperan que el dato básico del Índice de Precios al Consumo, el que más interesa a la FED, y por tanto también a los mercados, crezca mensualmente un +0,3%, al igual que en el mes de abril. Se espera que la cifra anual sea del +3,5%, ligeramente inferior al +3,6% de abril. Diferentes valores producirán olas de volatilidad.
A las 20.00 horas en Europa llegará la decisión de la FED sobre los tipos de interés oficiales (todo el mundo dice que se mantendrán estables) y las proyecciones de los miembros del FOMC sobre la evolución futura de la economía y los tipos estadounidenses. A las 20.30 horas, la rueda de prensa de Powell aclarará o complicará la interpretación del comunicado y de las proyecciones.
Será interesante ver cómo los miembros del FOMC cambian su visión del futuro. Hace tres meses la mediana de sus proyecciones era de tres recortes de tipos para finales de año. Realmente creo que se reducirá. Queda por ver si estará más cerca de un solo corte o de dos.
Independientemente de lo que digan los banqueros de la FED, si yo estuviera entre ellos votaría a favor de un único recorte después de las elecciones, es decir, en diciembre. Pero yo no soy nadie, como bien saben mis lectores.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa
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