El inicio de la semana de plazos técnicos ha producido una extraña divergencia de comportamiento en las bolsas a ambos lados del Atlántico.
Mientras ayer en Europa el signo negativo se veía casi exclusivamente en el desempeño diario de las bolsas, en EE.UU. Wall Street continuaba la carrera hacia la recuperación total de los valores de principios de 2022 con todos sus principales índices.
Una diferencia direccional bastante grande, ya que si comparamos el saldo diario del Eurostoxx50 (-0,98%) con el del SP500 (+0,39%), obtenemos casi un punto y medio de rendimiento superior a favor del índice estadounidense. Si entonces para representar a América usamos el índice Nasdaq100 (+0,98%) o el Russell2000 de pequeña capitalización (+1,05%) el diferencial de rendimiento sube a unos 2 puntos porcentuales. Cosas pocas veces vistas.
Una posible razón de esta rareza es que el mercado está comenzando a recompensar los éxitos en la lucha contra la inflación realizados en los EE. UU. y que se evidencian en la cifra que la semana pasada experimentó una caída repentina en junio del 5,3 % al 4,8 %, la tasa de inflación subyacente de EE. UU. . En Europa, sin embargo, la lucha contra la inflación todavía parece bastante difícil, dado que en junio la tasa de inflación subyacente de la eurozona aumentó del 5,3% al 5,4% en la medición preliminar «flash». Los datos definitivos llegarán mañana, con los analistas esperando la confirmación de los datos flash. Si así fuera, tendríamos pruebas de que se está creando un diferencial de inflación nada desdeñable entre EE. UU. y la Eurozona, en beneficio de EE. UU.
Las implicaciones que han derivado los mercados son las de una FED que se verá obligada por la evidencia a dejar de subir tipos y quizás ya los reduzca a final de año, mientras que el BCE no puede permitirse todavía soltar la política restrictiva. Los mercados de bonos ya aceptaron este escenario, lo que provocó que la curva de rendimiento de EE. UU. cayera de forma decisiva, mientras que la europea sigue bastante anclada a las promesas de nuevas subidas de Lagarde.
Por lo tanto, el dólar es penalizado por rendimientos decrecientes, mientras que el euro es muy buscado por rendimientos europeos más estables. El tipo de cambio euro-dólar ha subido casi un 4% desde principios de julio, una variación bastante fuerte para el mundo de las divisas.
Así, las empresas europeas pierden competitividad mientras que las estadounidenses la adquieren.
Otro elemento que favorece las narrativas divergentes es la inminente entrada en pleno apogeo de la temporada de resultados, que de hecho se abrió el pasado viernes con los primeros bancos estadounidenses. Existe la costumbre de las empresas que cotizan en Wall Street de presentar informes que en promedio son mejores que las expectativas de los analistas. Las expectativas para el segundo trimestre se han mantenido bastante bajas. Así que alguien apuesta a que tendremos muchos informes trimestrales capaces de superar tan bajas expectativas. En Europa, por otro lado, el ciclo económico ya se ha deteriorado mucho más rápido que en EE. UU. y el optimismo sobre las ganancias parece menor.
El resultado es que, mientras Wall Street alcanza tanto con el SP500 como con el Nasdaq100 series bastante largas de subidas y niveles de exceso alcista declarados con el indicador RSI (14), seguimos viendo una Europa incapaz de superar los máximos con Eurostoxx50 del año. El que se intentó a finales de la semana pasada y, por ahora, sin éxito, fue el quinto intento desde abril. Quizá sea demasiado pronto para arrojar esperanzas de un nuevo ataque inmediato. Pero no hay duda de que una vez más el deseo de alza ha sido rechazado con pérdidas.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa
Los gobiernos nacionales y sus correspondientes autoridades de banca central formulan la política monetaria para lograr ciertos mandatos u objetivos económicos. Los bancos centrales y la política monetaria van de la mano, por lo que no se puede hablar de uno sin hablar del otro. Si bien algunos de estos mandatos y objetivos son muy similares entre los bancos centrales del mundo, cada uno tiene su propio conjunto único de objetivos provocados por sus economías distintivas. En última instancia, la política monetaria se reduce a promover y mantener la estabilidad de precios y el crecimiento económico. Al igual que los comerciantes de divisas que recopilan y estudian datos para hacer su próximo movimiento, los banqueros centrales hacen un trabajo similar, pero deben enfocar su toma de decisiones teniendo en cuenta toda la economía, no solo una sola operación. Las subidas de tipos de interés pueden ser como pisar el freno, mientras que los recortes de tipos de interés pueden ser como pisar el acelerador, pero tenga en cuenta que los consumidores y las empresas reaccionan un poco más lentamente a estos cambios. Analizar la política monetaria es necesario para la creación de estrategias ganadoras. ¡Multiplíque con nosotros su capital con nuestros análisis profesionales!