Todo menos los Brics, al menos por ahora.
Si ve el dólar demasiado fuerte, pregúntese por qué y, sobre todo, cómo afecta esto a su cartera.
Las tasas a largo plazo de los bonos estadounidenses se niegan a bajar.
Esto atrae capitales hacia el dólar: por un lado está el rechazo al endeudamiento excesivo e inescrupuloso de Estados Unidos.
Por otro lado, mantener los tipos exigidos en niveles elevados por los inversores estimula la codicia y supera el rechazo.
Esta situación tiene un fuerte impacto en los mercados y las acciones globales.
Los riesgos asociados.
El riesgo de un dólar excesivamente fuerte, condición necesaria tras la venta de deuda, puede reducir los beneficios de las empresas estadounidenses, creando una potencial condición de contracción del sector financiero mundial.
La reducción de los beneficios de las empresas puede provocar una contracción del crecimiento y una disminución de la relación precio/beneficio.
Éste es el riesgo del dólar alto: no está garantizado que esto suceda, pero en el corto plazo parece tener un impacto.
La señal de una rotación del interés de los inversores del mercado de valores al mercado de bonos nos parece la razón más convincente de la reciente caída de los mercados bursátiles americanos.
La posición de la Reserva Federal.
La señal de una posible alarma temporal se hace más fuerte si consideramos que todo esto sucede en un contexto de caída de los tipos oficiales y una persistente fuga de liquidez por parte de la Reserva Federal.
El propio Powell, en su conferencia del FOMC de noviembre, evaluó que las condiciones financieras «se han endurecido en los últimos meses, impulsadas por mayores rendimientos de los bonos a largo plazo».
Quemaduras del pasado reciente.
En realidad, los inversores todavía están quemados por lo ocurrido en 2022 y la primera parte de 2023: cuando los bonos comprados en años anteriores perdieron valor debido al aumento de los tipos de interés.
La quema fue demasiado fuerte, determinada por condiciones de cartera absolutamente sin precedentes, donde tanto el mercado de acciones como el de bonos perdieron, desequilibrando dramáticamente una creencia de décadas sobre la composición de los activos.
La memoria del mercado es corta, pero este acontecimiento era demasiado reciente y molestó mucho a los gestores, tomándolos desprevenidos en las posiciones de cartera.
Así, a pesar de la caída de los tipos, las promesas de Trump sobre aranceles e incentivos fiscales (=déficits) alimentan el temor de una nueva aceleración de la inflación: y los inversores no quieren verse obligados una vez más a pagar las consecuencias de una nueva inflación en sus títulos de renta fija.
El índice del dólar y las ganancias.
La relación estadística típica entre el índice del dólar y las ganancias corporativas es de 2 a 1.
Esto significa que si el índice dólar ha crecido un 6% desde el 1 de octubre, los beneficios del S&P500 podrían caer un 3%.
Con todo, el gran miedo que viven los Siete Magníficos en el mercado, que ha provocado su fuerte caída, es el síntoma más evidente de que las expectativas sobre sus beneficios anticipan una bajada de su cotización.
La reciente caída de Nvidia, a la espera de sus resultados del 20 de noviembre, es un síntoma importante de un malestar que puede extenderse al actual mercado de valores.