Los cinco riesgos, tal vez seis, que enfrenta el mercado estadounidense y mundial

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“Los cinco riesgos, tal vez seis, que enfrenta el mercado estadounidense y mundial”

Primer episodio.

No somos catastrofistas ni nos gusta predecir desastres. El mercado de valores estadounidense sigue siendo alcista y probablemente seguirá siéndolo.

En el análisis cíclico de medio plazo destacamos cómo nos encontramos en el marco temporal de una posible inminencia del mínimo del ciclo de 4 años, cuya duración estadística en el 90% de los casos es de 56 meses.

Esto significaría que para noviembre de 2024 debería haber un mínimo de alrededor del 20% de los máximos.

Pero el paso del tiempo hace cada vez menos probable que esto suceda en los próximos 60 días.

El período del 25 al 29 de octubre podría ser muy peligroso para el mercado bursátil americano, pero es extremadamente improbable que pueda ser la culminación de un mínimo de la magnitud descrita, significaría un octubre negativo sin precedentes y, al menos, hay momento, sin síntomas.

En una perspectiva de mediano y largo plazo, la economía y las finanzas estadounidenses están expuestas a al menos cinco riesgos graves: y tal vez, contándolos todos, podrían ser seis.

El mercado de valores

Hemos visto el increíble repunte del mercado de valores. Todas las previsiones sitúan al S&P500 por encima o muy por encima de 6.000.

El pariente cercano del mercado de valores es el mercado de bonos.

El gobierno estadounidense está financiando su deuda a razón de 1 billón de dólares cada 100 días. Evidentemente se trata de una cifra sin precedentes en la historia.

Desde octubre de 2023, el mercado de bonos estadounidense ha comenzado a registrar fuertes crujidos.

Más adelante veremos que esta fecha coincidió con el inicio de la evolución del oro: una señal ominosa de los inversores internacionales que prefieren el metal amarillo al papel de débito estadounidense.

Si Estados Unidos llegara al punto de inflexión en el que no pudiera financiar la expansión de la deuda, se vería obligado a recortar el gasto.

Esto conduciría a un aumento del desempleo, una reducción de la financiación de obras públicas y de empresas privadas estratégicas.

En definitiva, una fuerte desaceleración de la economía, que tendrá consecuencias inevitables en el mercado de valores.

J.P. habló de ello recientemente. Morgan, definiendo esta eventualidad como “La crisis más predecible de la historia”.

La segunda señal de advertencia proviene del mercado del oro.

Para los inversores en oro, fue un verdadero placer.

Sin embargo, una actuación de oro como la que hemos visto y estamos viendo puede no ser una buena noticia para todos.

En octubre de 2023, el oro se cotizaba a 1.800 dólares la onza. Fue precisamente en ese período cuando la deuda estadounidense experimentó las primeras dificultades concretas para venderse.

Las señales vinieron muy explícitamente del mundo financiero estadounidense, de Wall Street en resumen, y no sólo de los inversores extranjeros.

En un mes, el oro alcanzó los 2.100 dólares la onza. +16% en 30 días. Luego 2400. Luego 2700.

En el pasado, el oro ha sido en ocasiones un presagio de caídas del mercado de valores.

Es una correlación que se produjo, por ejemplo, en la gran subida del oro en 1999 (de 256 dólares en agosto a 337 en octubre), justo antes de la crisis de las puntocom.

En abril de 2007, un año que ciertamente recuerda algo así como 1999, el oro se cotizaba a 675 dólares, pero en octubre alcanzó los 871 dólares.

Y el 12 de octubre de 2007 comenzó uno de los mayores descensos de la historia, que no se detendría hasta marzo de 2009.

Podría ser una coincidencia. No se trata de una correlación estadística absoluta, sino de una recurrencia, de la que sólo he citado los dos casos más llamativos.

Estudios muy fiables han desmantelado la creencia en la correlación inversa entre el oro y los mercados de valores. Sin embargo, no han conseguido desmantelar la tesis de que los excesos en el oro nunca son síntomas positivos para el resto del mercado.

La relación precio/beneficio.

En última instancia, la relación precio/beneficio expresa cuántos años le toma a un inversor recuperar lo que pagó por una acción.

La relación precio/beneficio considerada saludable se sitúa en torno a 16.

En el S&P500 ronda ahora los 35.

En la historia esta proporción se ha alcanzado dos veces: en 1929 y 1999.

Años, que creo, no necesitan comentario para recordar lo que pasó después.

En la próxima entrega de este artículo, analizaremos los otros dos riesgos… o más bien tres… que enfrentará el mercado de valores estadounidense en los próximos meses.

Mauricio Monti
Editor
Instituto Español de la Bolsa 

Los cinco riesgos, tal vez seis, que enfrenta el mercado estadounidense y mundial
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