El comentario de Gerbino: Regreso a tierra de nadie

Publicado el: 23/10/20 3:57 PM

El tira y afloja entre optimistas y cautelosos en el mercado de valores estadounidense continúa, luego de la fuerte caída en SP500 y Nasdaq100 el lunes pasado. La carrera no logra mostrarnos la prevalencia neta de uno de los dos lados, por lo que la sensación que se dio el lunes de que había comenzado la onda bajista que debería concluir la corrección con un golpe profundo por debajo de los mínimos de septiembre, aún no se ha encontrado confirmaciones impulsivas.

Los bajistas perdieron la oportunidad del golpe de gracia el martes pasado e incluso ayer, a pesar de que la posibilidad de que el plan de estímulo vea la luz antes de que las elecciones casi haya desaparecido, el empuje bajista se agotó casi de inmediato, antes de las 17.00 horas, cuando se rompe el mínimo del lunes pasado (3.420 del SP500). Duró solo unos minutos y atrajo compras suficientes para generar un repunte sustancial capaz de llevar el índice a positivo y generar un cierre decente (+ 0.53% a 3.453). De esta manera, el índice de las 500 empresas estadounidenses más grandes ha escapado del peligro de una nueva señal de continuación bajista inmediata, que quizás habría provocado que la moral de la tropa Robinhooder flaqueara, los traders de asalto con poco dinero y grandes esperanzas de hacerlo, que quizás incluso ayer contribuyó no poco al soporte del índice, acumulando posiciones precisamente en el soporte.

El rebote colocó a SP500 a poca distancia (poco más de 20 puntos) de la línea de tendencia bajista que une los dos máximos relativos del 12 y 16 de octubre y le ha permitido volver a la tierra de nadie que se encuentra entre los mínimos (3.420 ) y el máximo (3,502) de la vela bajista larga del lunes pasado.

En esta posición de esperar y ver, los mercados tomaron asiento para presenciar el segundo y último debate entre los dos oponentes de la carrera presidencial estadounidense en la noche (es decir, en medio de la noche europea).

Cualquiera que esperaba los fuegos artificiales debe haberse sentido decepcionado. Lo que trajo algo de civilización fue la regla de apagar los micrófonos del candidato que no hablaba, lo que hacía inútil cualquier intento de interrupción agresiva. El debate fue tan diferente a la pelea verbal del primer cara a cara y la actitud casi educada de Trump llegó a los titulares, que ni siquiera puso demasiada mano en el supuesto negocio sucio en Ucrania del hijo de Biden, que recientemente se ha convertido en la estrategia más jugada para deslegitimar al oponente. Ni siquiera exageró con las grandes palabras, limitándose a la cómica afirmación de que la pandemia está por terminar y la vacuna está por llegar, el día en que se comunicaron más de 74.000 nuevos infectados en EEUU y la curva de contagio diario volvió al máximo de la Julio pasado.

Biden no tuvo problemas para mantener el perfil bajo. Es su disposición natural. Jugó en defensa, desde lo alto de la ventaja que le dan las encuestas, apuntando más a no equivocarse que a atacar.

El resultado es un debate casi soporífero, que no debería cambiar muchos votos. La carrera final de la campaña electoral se jugará en este punto con los ases en la manga que dejarán caer los candidatos durante el fin de semana.

Probablemente serán tablones de barro, para intentar captar algunos votos con chismes y conspiraciones. Es curioso que en lugar de desafiarse mutuamente sobre temas que afectan el bienestar de la gente, los dos intercambian acusaciones de ser peones de los enemigos de Estados Unidos: Biden le dice a Trump que él es el títere de Putin y el amigo de Kim Jong-un, Trump acusa a Biden de patrocinar a China. Supongo que los estadounidenses tendrán que esperar otra ronda para ver a un candidato amigo de Estados Unidos.

Europa está sufriendo la agresión del virus, que en los últimos días ha permitido a los políticos repasar un poco las matemáticas y experimentar el significado de la progresión exponencial.

Se percibe claramente la alarma de los gobiernos, que luchan con la difícil cuadratura del círculo que implica la implementación de medidas de represión de la movilidad que sean efectivas contra el virus y no contra la economía. Avanzan las expectativas de una importante ralentización de la recuperación, o incluso de un segundo tramo recesivo invernal en el viejo continente.

Las bolsas de la Eurozona están débiles y ayer, tras una caída inicial bajista, sólo gracias al tirón del rebote de Wall Street consiguieron contener las pérdidas cercanas a la paridad (Eurostoxx50 -0,3% y FtseMib -0,05%).

Pero no se puede pensar que América siempre podrá sacar las castañas del fuego en Europa.

También porque tengo la sensación de que el Nasdaq está entrando en una fase de toma de beneficios algo peligrosa. A diferencia de otras ocasiones, los buenos informes trimestrales de los pocos gigantes que los han presentado hasta ahora se han visto no pocas veces como una oportunidad para llevarse a casa los beneficios (vender la noticia). Dado el peso de la tecnología, ciertamente no es un buen augurio para una reanudación inmediata del aumento.

Las preocupaciones también provienen de Asia, que no aprovecha su asignación temporal para que el virus muestre aumentos significativos.

Todo conduce a la prudencia, necesaria a la hora de aventurarse en tierra de nadie.


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