El IPC de abril de EEUU acapará esta semana la atención de inversores, después que la pasada se conociera que el índice de sentimiento de la Universidad de Michigan cayó muy por debajo de lo esperado, con debilidad en las lecturas de las condiciones actuales y las expectativas. “Una de las causas de estos descensos podrían haber sido las expectativas de inflación, que aumentaron del 3,2% al 3,5% a un año vista y del 3,0% al 3,1% a 5-10 años”, según Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard AM.
Apunta que los mercados se centrarán en la inflación de los servicios excluida la vivienda, que se situó en el 8,7% anual en el primer trimestre de este año, frente al 5,1% del cuarto trimestre de 2023. Reconoce que aunque algunos de los factores de esta inflación parecen insostenibles, como los costes de los seguros de automóviles, resulta difícil predecir el momento de la desaceleración. Espera que cualquier aumento del IPC subyacente de magnitud similar o superior a los 36 puntos básicos de marzo provoque una reacción negativa del mercado, mientras que cualquier sorpresa a la baja importante aliviará a los inversores y aumentará la probabilidad de nuevos recortes de tipos de la Fed para finales de año.
Con una perspectiva más amplia, las cifras de inflación son “intolerablemente” elevadas en relación con el objetivo de inflación del 2% de la Fed, pero la desaceleración hasta la fecha es “impresionante”, subraya Temple.
Un factor clave del optimismo de este experto respecto a la desinflación es la vivienda, componente que representa aproximadamente el 45% del IPC subyacente y algo menos del 20% del deflactor del consumo privado/PCE subyacente. Los datos del mercado privado señalan que la inflación de la vivienda ha caído bruscamente sin que se refleje aún en los datos de IPC, por lo que se debería ver una desaceleración significativa de la inflación impulsada por la vivienda en 2024, explica.
Del resto de referencias de EEUU de la semana, Temple destaca la inflación de la demanda final del índice de precios a la producción (IPP), que se calcula aumentará un 0,3% intermensual y un 2,2% interanual, mientras que el IPP sin alimentos ni energía se situaría en el 0,2% intermensual y el 2,3% interanual; y también las ventas minoristas estadounidenses, para las que se pronostican una subida del 0,4%, frente al 0,7% de marzo.
Vigilancia sobre China
El mercado vigilará asimismo la batería de datos de China. Las previsiones apuntan a que el IPC aumentará un 0,2% interanual y que el IPP caerá un 2,3% tras 18 meses consecutivos en terreno deflacionista. Según Temple, la deflación del IPP se ha debido en algunos casos a la bajada de los precios de los insumos, pero la causa suele ser el exceso de capacidad de producción, uno de los principales retos los que enfrenta el gigante asiático. “Una deflación continuada provocada por una demanda inadecuada en relación con la oferta puede aumentar el riesgo de impago de las empresas, ya que el servicio de la deuda se hace más difícil”, sostiene.
Más allá de los precios, el estratega de Lazard AM confía en que la actividad económica de China, al margen del sector inmobiliario residencial, mejore gradualmente a lo largo del año gracias al impulso acumulado por las múltiples medidas de estímulo gubernamentales.
De momento, se espera que las ventas minoristas, la producción industrial y la inversión en activos fijos de China se fortalezcan en abril, mientras que los precios de la vivienda, la inversión inmobiliaria y las ventas de propiedades residenciales se mantendrán débiles.
Por otro lado, Temple refiere que, según las previsiones, el PIB preliminar de la zona euro del primer trimestre crecerá un 0,3% intertrimestral y un 0,4% interanual, y el de Japón caerá un 0,4% en términos reales mientras que aumentará un 0,2% en términos nominales, con un deflactor del PIB del 3,3% interanual.
Destaca la salida de Reino Unido de la recesión con un crecimiento del PIB en el primer trimestre estimado en un 0,6% intertrimestral, tal como se publicó la semana pasada. El Banco de Inglaterra mantuvo constante su política monetaria, pero los comentarios pesimistas alimentaron las esperanzas de una relajación de la política monetaria a partir de la reunión de junio.
Este texto fue realizado en su totalidad por el equipo de Lazard.
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