El comentario de Gerbino: Trump contamina los pozos de la FED

Publicado el: 23/11/20 2:26 PM

Lo que hemos clasificado en los últimos días como una pausa en la consolidación por parte de los mercados se está alargando un poco más de lo debido, tras los esfuerzos alcistas de la primera quincena de noviembre que pusieron los precios, quizás un poco demasiado pronto, un futuro optimista sin Trump y sin Covid.

Cuando las pausas de consolidación duran demasiado, tienden a “perder impulso”, es decir, a cancelar el desequilibrio de fuerzas entre los dos lados del mercado. En la fase de impulso, los compradores abruman a los vendedores y es precisamente este desequilibrio entre los dos ejércitos lo que hace que los precios se disparen. La consolidación es la parada en boxes de los compradores para recuperar fuerzas y cambiar neumáticos. Pero si la pausa dura demasiado, mucha gente sospecha que no solo hay que cambiar los neumáticos, sino también algo más en el motor que registrar. Los compradores comienzan entonces a ser asaltados por la duda de que quizás el optimismo haya sido exagerado, los pesimistas salen de la tierra de nadie del mero escepticismo y se enganchan entre los vendedores. El dominio tiende a inclinarse a favor de los vendedores y quizás lo que comienza como una consolidación se convierta en una corrección más seria.

Es precisamente una consolidación que estira un poco demasiado lo que ahora nos muestran los principales índices occidentales. Sin embargo, no todos tienen la misma cera.

Un examen desapasionado nos muestra a los europeos bastante tensos y cansados, pero aún por encima de los valores máximos alcanzados en el fatídico “Vaccine Day”, aquel 9 de noviembre en el que Pfizer desafió a toda la competencia en la carrera por obtener el fatídico registro de eficacia anti Covid de su producto experimental.

Eurostoxx50 desaceleró la loca carrera alcista la semana pasada, pero aún agregó otro + 1.04% a su desempeño de noviembre. Los índices francés y español lo hicieron aún mejor con más del + 2% de ganancias semanales y, sobre todo, el italiano Ftse-Mib, en lo más alto del podio semanal europeo con + 3.84%. Estos índices más periféricos compensaron con creces la lentitud del Dax alemán, que apenas logró mantener la marca positiva semanal (+ 0,46%).

Más perplejidades provienen de los índices estadounidenses, incluso si allí la situación es bastante variada según el índice que se mire. El que presenta la cara más fresca es, sin duda, el Russell2000 de la pequeña capitalización, que también logró subir más de dos puntos porcentuales la semana pasada y es el único, de los 4 que seguimos, en estar por encima del máximo de 9.11. SP500, Nasdaq100 y Dow Jones marcaron la semana pasada una visita, con actuaciones no dramáticas, pero aún negativas. Además, los 3 índices están ahora por debajo del máximo alcanzado el día de la vacuna. Nasdaq100 también tiene el récord negativo de no poder, después del 2 de septiembre, mejorar su máximo histórico.

Por tanto, empieza a surgir la hipótesis de que antes del rally de finales de año, los principales índices estadounidenses todavía quieren quitarse algunos guijarros bajistas de sus zapatos.

Además, incluso si no cuenta para nada para los mercados, ahora guiados solo por el flujo de liquidez gratuita ofrecida por los bancos centrales, los fundamentos económicos, políticos y de salud estadounidenses están lejos de ser optimistas.

Covid se vuelve loco y continúa su progresión exponencial de infecciones, mostrando la incapacidad de la actual política de salud estadounidense para frenarlo, mientras que en Europa las medidas restrictivas están comenzando a revertir la curva.

La economía, mantenida a flote por el enorme déficit de verano para evitar la quiebra de miles de empresas y millones de ciudadanos, empieza a quebrar nuevamente y exige la renovación del plan de apoyo que el Congreso, dividido y bloqueado por los caprichos de Trump, no se lanza, con el resultado de que a fin de año, en ausencia de un acuerdo sobre el hilo de lana, podría producirse una parálisis total.

La política es rehén de Trump, quien sigue haciendo llamamientos que regularmente pierde, promete a los líderes del G20, en medio de la vergüenza general, que trabajará durante mucho tiempo con ellos, conspira para buscar caminos inexplorados en el laberinto de regulaciones electorales estadounidenses incompletas posibilitar la obtención en algunos estados clave de los grandes votantes asignados a Biden por el voto popular.

Lo que parece seguro es que no tiene intención, de momento, de aceptar la derrota y favorecer el traspaso al nuevo presidente.

Habría suficiente para despertar más de una perplejidad. Pero los mercados poco interesan a todo esto, si se compensa con los ríos de dinero inyectados por la Fed.

Pero el hecho nuevo, que ha surgido en los últimos días, es que Trump, por boca del secretario del Tesoro Mnuchin, no se ha limitado a hacer una tierra quemada de cada regla democrática, sino que también ha comenzado a contaminar los pozos de la Fed. Mnuchin reveló que algunos programas de apoyo que fueron preparados en primavera y desembolsados ​​por la FED ya no se renovarán, porque ahora son superfluos. La nota de la FED que pedía una extensión fue inútil.

Trump desmantela así aquellas redes de seguridad que tranquilizaron a los mercados en primavera y favorecieron la prodigiosa recuperación. En un momento de grave estancamiento político, golpear la autonomía de la Fed y forzar el cierre de sus grifos parece ser exactamente lo contrario de lo que los mercados quieren que siga subiendo.

Quizás no sea una coincidencia que el viernes la sesión cerró alrededor de un -0,7% para los tres índices principales y fue precisamente este descenso en la última sesión de la semana lo que hizo caer su saldo semanal.

La semana que abre, corta en América por Acción de Gracias el jueves 26 y la jornada de mediodía del viernes 27, dedicada al Black Friday, tiene así la tarea de disipar las importantes perplejidades que están surgiendo.

¿Podrán los índices estadounidenses evitar una corrección más significativa de la que han mostrado hasta ahora en esta segunda parte de noviembre?

Y, si Estados Unidos cede, ¿podrá Europa evitar el reflejo condicionado habitual que la lleva a seguirlo siempre cuando cae?

Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa


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