El comentario de Gerbino: Impulso, récord y regreso

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Quienes comentan sobre los mercados, especialmente si forman parte del establishment financiero o de la industria de gestión de activos, tienden a asociar los movimientos con noticias económicas o monetarias. A menudo utiliza mecánicamente relaciones causa-efecto entre noticias y tendencias de precios, imaginando luego que la reacción producida por la noticia debe perdurar en el tiempo.

En realidad, el comportamiento de los mercados ante las noticias depende también de otras causas. Los principales son la inercia acumulada por los mercados ante la noticia, las expectativas que tenían los mercados sobre ese evento, el estado emocional masivo de los operadores (el sentimiento, que podemos traducir como «mood»).

Es la mezcla de todos estos componentes lo que produce la reacción del mercado. La respuesta nunca es obvia, sobre todo si se mira un poco más allá de los primeros minutos tras la llegada de la noticia.

Los mercados llegaron bastante cansados ​​a la reunión de la FED después de un largo rally de casi cinco meses, realizado sin correcciones dignas de ese nombre. Las pocas fases descendentes nunca se alejaron más de un 2% de los máximos anteriores y siempre fueron seguidas por nuevos récords. Esto ha producido excesos alcistas y divergencias bajistas en los osciladores de «momentum», el más conocido de los cuales es el RSI(14).

Por lo tanto, era necesaria una declaración bastante favorable de la FED para mantener alta la moral de las cansadas filas de inversores, tentados por su emotividad a sacar provecho de las fuertes ganancias acumuladas durante el largo repunte. “Vende, gana y arrepiéntete”, reza una de las máximas más conocidas y practicadas por los inversores.

Además, los últimos datos de inflación no fueron nada buenos y mostraron una pausa en el proceso de recuperación y convergencia hacia los objetivos de los bancos centrales, que ven en el 2% el porcentaje anual de aumento virtuoso de los precios al consumo «básicos».

La lógica seguida por la FED, desde hace dos años, siempre ha sido la de máxima alerta, primero para sofocar las explosivas subidas de precios desde mediados de 2021 hasta finales de 2022, luego para evitar el resurgimiento de brotes inflacionarios durante el Fase de desaceleración de la inflación. Por tanto, tenían buenas razones quienes temían que el mensaje de la FED pudiera ser el de posponer hasta otoño el momento del punto de inflexión de la política monetaria, representado por el primer recorte de los tipos oficiales.

En cambio, no está claro por qué, justo cuando la inflación asoma la cabeza, la economía estadounidense sigue siendo robusta, el petróleo ha subido más del 15% en poco más de un mes, los mercados bursátiles han estado volando durante más de 4 meses, confirmó la FED, esto tiempo de manera bastante explícita y exigente, tres recortes de tipos antes de fin de año, a partir de junio.

Lo que sus ojos leyeron y sus oídos escucharon de la boca de Powell en la rueda de prensa no les pareció cierto a los operadores de los distintos mercados financieros.

Justo cuando los mercados bursátiles han encontrado muchas razones para subir en otros lugares y han estado ignorando a la FED durante al menos dos meses, para especular con la inteligencia artificial; precisamente en un momento en el que los mercados bursátiles realmente no necesitan alucinógenos para potenciar sus instintos especulativos, que ya han ido mucho más allá del sentido común; En estos momentos la FED está regalando ayuda monetaria que ya no es necesaria fuera del plazo y alimentando una burbuja especulativa que ya lleva algún tiempo inflándose debido a otras narrativas.

Demostrando así que fue un error negar primero el giro acomodaticio cuando era necesario, o que ahora es un error brindarlo cuando la inflación ha dejado de caer y el recorte de tipos podría ser combustible para el brote que se está recuperando.

El caso es que ha llegado a los mercados otra oportunidad bastante inesperada para descorchar botellas de vino espumoso.

La fiesta, que comenzó el miércoles en las dos últimas atronadoras horas de sesión, tuvo ayer su continuación natural. Europa abrió en un hueco alcista y alcanzó su enésimo máximo histórico o de varios años en las principales bolsas de la eurozona. Lo mismo hizo Wall Street, donde el SP500 subió con la puntualidad de un reloj suizo en la cita que evoqué en el comentario de ayer.

La línea de tendencia ascendente pasó ayer justo por encima de 5.260, que previamente, desde el 10 de octubre de 2023 en adelante, ya había alcanzado y detenido el índice 5 veces durante su repunte. SP500, después de la brecha inicial, continuó elevando el listón hasta el nuevo máximo histórico durante la mitad de la sesión, lo que lo llevó a superar los 5.261 y besar la línea de tendencia.

Con un poco de esfuerzo podría haber roto el techo y enviar otra señal de vitalidad desbordante. Pero no lo hizo, remontando disciplinadamente por sexta vez y reduciendo una sesión todavía positiva, pero sin los fuegos artificiales finales.

El Nasdaq100 también subió y logró el salario mínimo, es decir, la mejora del máximo histórico que mantenía desde el 8 de marzo. Luego volvió él también, agobiado por el declive de Apple, acusado de comportamiento monopolístico por un tribunal estadounidense.

Las velas dibujadas ayer en Wall Street no son magníficas y dan motivos de cautela, porque quizás el cansancio acumulado tras meses de crecimiento y las celebraciones post-FED ya se puedan sentir hoy y producir un poco de consolidación por parte de la diversos índices bursátiles. No me atrevo a pensar más, para evitar que me acusen de lesa majestad hacia la Bula soberana.

Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa

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