Bruto final de trimestre lo que nos mostraron ayer las bolsas, con la evaporación del entusiasmo que las motivaba en la segunda quincena de marzo.
Como escribí ayer, esperaba un último fuego artificial eufórico hacia los 4.700 para el índice americano SP500, con la relativa implicación de los índices europeos. Y así habría sido, quizás, si el optimismo sobre las conversaciones de paz en Ucrania y la retirada de las tropas rusas del norte del país no hubiera sido barrido por una nueva reanudación de la escalada en el enfrentamiento entre EEUU y Rusia, la Guerra Fría que se libra sobre el campo de batalla de Ucrania.
Biden y su mayordomo de mayor confianza, Boris Johnson, continúan instando a Zelensky a resistir y elevar el precio de las negociaciones, al tiempo que prometen armas más poderosas para ayudar al ejército ucraniano a revivir. Me parece claro que a los estadounidenses no les importa el alto el fuego, sino que prefieren usar el coraje de los combatientes y el sacrificio de los civiles ucranianos para desangrar a Rusia en un conflicto prolongado, engañando a Zelensky de que puede ganar la guerra y expulsar por completo a los Rusos de las fronteras de Ucrania. Anoche helicópteros ucranianos incluso se atrevieron a adentrarse en territorio ruso para bombardear 8 yacimientos de petróleo.
En realidad, los analistas militares describen un conflicto en sustancial punto muerto, con los ucranianos que, tras la retirada rusa, controlan el norte y el oeste del país, pero con el ejército ruso que se impone en el Donbass, sobre todo tras la llegada de los refuerzos. del norte, y que está a punto de asaltar la importante y simbólica ciudad mártir de Mariupol. Ayer cesó el fuego para permitir el último viaje de evacuación de civiles antes del bombardeo final, que durante el fin de semana probablemente arrasará con lo que queda en pie y permitirá a las tropas rusas tomar posesión total de la ciudad, con relativa salida al mar.
Pero incluso la diplomacia, a pesar de la reanudación de las negociaciones en línea entre las dos delegaciones de Rusia y Ucrania, ha sufrido una nueva escalada. La administración estadounidense ha pedido a todos los estadounidenses que abandonen Rusia y ha anunciado nuevas sanciones. Putin respondió prohibiendo a los líderes europeos entrar en Rusia. Además, ha vuelto a ordenar pagar el gas ruso en rublos a partir de hoy. Siguió una dura respuesta del canciller alemán Sholz.
En realidad, el que paga en rublos es un tigre de papel. No solo parece sin lógica para los rusos, ya que son las divisas que necesitan los rusos para financiar sus importaciones y pagar la renovación de armamento. Pero, en cualquier caso, es un engaño, porque los pagos se realizan en GazpromBank, que es el único gran banco ruso que aún no se ha visto afectado por las sanciones occidentales. GazpromBank permitirá a los compradores de gas abrir una cuenta en rublos y una cuenta en euros. Los euros pueden ingresarse en la cuenta en euros y luego transferirse a la cuenta en rublos para pagar formalmente el gas en rublos.
De hecho, Putin confía a GazpromBank las funciones del banco central ruso, que tiene la mayoría de las reservas bloqueadas por las sanciones occidentales. De esta forma, Putin podrá decir que obligó a los occidentales a usar rublos y los occidentales podrán decir que pagaron en euros. Todo esto porque Europa y Rusia tienen los pies atados a la misma cuerda y por ahora dependen el uno del otro.
El resultado de la escalada, tanto militar como diplomática, hizo olvidar a los mercados el optimismo del inicio de semana y obligó a los índices europeos a continuar con la caída iniciada anteayer a lo largo de la sesión de ayer. El Eurostoxx50 (-1,43%) ha completado casi por completo la cancelación de la fuerte subida del pasado martes y vuelve a situarse muy por debajo de la media móvil de 50 sesiones, falseando el quiebre producido el martes.
También en EE.UU. la caída, inicialmente paulatina, se acentuó en la última hora de negociación, con el principal índice SP500 (-1,55%, más o menos la misma pérdida que el Nasdaq100) que cayó por debajo del soporte de los 4,545, cerrando en mínimos de sesión de 4.530.
Ese nivel que no debería haberse cedido para mantener abierta la perspectiva de un nuevo impulso alcista de la ola 3, en cambio, se ha roto. Por lo tanto, me veo obligado a dar por terminada la ola 3, ligeramente por debajo del objetivo teórico.
La hipótesis que actualizó el deslizamiento de ayer es que ya ha comenzado el descenso de la onda 4 (de I), que deberá llevar el índice a la zona entre 4.415 y 4.460, antes de pensar en una recuperación del alza.
Todo lo que queda es esperar a que los señores de la guerra terminen su juego de póquer.
Pierluigi Gerbino – Estratega del Instituto Español de la Bolsa
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