El loco que dice cosas verdaderas

Publicado el: 2/03/23 4:12 PM

Dirías que nació dos siglos después.

Nació y vivió en Copenhague en 1813 y allí murió en 1855. Gran filósofo, personalidad controvertida, poco conocido en su época, y cuyos escritos comenzaron a leerse recién en el siglo XX, como para confirmar su capacidad profética.

Algunas de sus palabras están iluminando un pensamiento lúcido y muy actual.

“Sucedió que se desató un incendio en el backstage de un teatro. El payaso salió a informar a la audiencia. Pensaron que era solo una broma y vitorearon. Repitió su advertencia. Gritaron aún más fuerte. Así que creo que el mundo terminará con el aplauso general de todos los ingeniosos que piensan que es una broma”.

Si recorres las redes sociales, si lees los contenidos de los diarios, te das cuenta de que nuestra época oscila entre extremismos opuestos: la ausencia de moderación parece ser una consigna, porque gritar más fuerte y no decir cosas inteligentes se convierte en la forma de intentar surgir, para hacerse oír en el gran alboroto de nuestra era.

Así, en una escena que recuerda un poco a la cubierta del Titanic donde la orquesta seguía tocando y la gente bailaba mientras el barco se hundía, Soeren Kirkegaard, suyas son las palabras de arriba, vio la posible escena del fin del mundo.

Un payaso les advierte a todos que se acerca el fin del mundo, todo está en llamas, todo será destruido… pero la gente se ríe divertida, no pueden creer al payaso, aplauden la broma.

Es el triunfo de los extremos, donde el miedo es neutralizado, aniquilado y reprimido con la incredulidad. Hasta el fuego final, hasta el barco insumergible que se hunde. El desastre ineludible llega y hace borrón y cuenta nueva.

“En todos los campos y para todos los objetos, son siempre las minorías, los pocos, los muy raros, los Individuos los que saben: la Multitud es ignorante”.

Sigue siendo Kirkegaard, quien parece vaticinar el mundo actual, la capacidad de unos pocos para ser suficientemente lúcidos, la locura general determinada por una actitud fundamental ante la ignorancia y la pereza que ésta desencadena.

Si recuerdan 2007, hubo síntomas claros en las hipotecas de alto riesgo. En agosto de ese año, los mercados se desplomaron, de forma tan violenta, como para dar un aviso casi seguro de lo que ardía bajo las cenizas.

Sin embargo, en octubre se registró el máximo histórico del S&P500.

Nadie creía en el desastre de las hipotecas, nadie podía pensar en la quiebra de Lehman, nadie asumía que los Credit Default Swaps no podían ser reembolsados ​​excepto con una ola colosal de dinero público inyectado en el sistema.

En ese momento, en 2008 y 2009, comenzó una nueva era. La del dinero desbordante inyectado en el mercado.

Lehman acababa de quebrar, en octubre de 2008, una fuente muy confiable nos contó un hecho que quedó grabado en mi memoria: en un foro económico en Washington, Paul Volcker, el presidente de la FED de los difíciles años de finales de los setenta y principios de los ochenta, el hombre que llevó las tasas de interés de EE. UU. a casi el 21 %, cuando se le preguntó confidencialmente su opinión sobre el trabajo de la Fed en 2008, dijo: “Never in my wildest dreams”, dijo, “would I have expected them to do what they’re doing now” – “Ni en mis peores sueños, nunca esperé lo que están haciendo” -.

Ahora, intentemos resumir el pensamiento de Kirkegaard, las palabras de Volcker, la experiencia pasada de 2007, cuando nadie creía que las hipotecas subprime podían convertirse en un desastre, en una síntesis difícil.

Ahora, es el momento de la deuda. Del diabólico mecanismo puesto en marcha inyectando dinero a voluntad durante 13 largos años al sistema.

Estamos en una era peligrosa. Hablaremos de ello nuevamente e intentaremos identificar el momento y el alcance del peligro.

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Maurizio Monti –  Editor 
Instituto Español de la Bolsa 

PD: “La verdad objetiva como tal no es en absoluto adecuada para determinar que quien la pronuncie esté cuerdo; por el contrario, puede incluso traicionar el hecho de que está loco, incluso si lo que dice puede ser completamente cierto”.

Kirkegaard es muy agudo. Parece un personaje del siglo XXI. Parece que acaba de leer los periódicos de esta mañana.

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